Martha Daniela Guerrero
Esta semana, repartidores de la ciudad de Nueva York denunciaron por “manipulación corporativa” a DoorDash, el mayor jugador en el mercado de aplicaciones de reparto de Estados Unidos.
Las protestas de los conductores se centraron en la reciente alianza del gigante de reparto con New Immigrant Community Empowerment (NICE), una organización comunitaria y centro de trabajadores.
Esta alianza busca “borrar” la larga lucha de repartidores migrantes por mejores condiciones de trabajo, según el grupo sindical Deliveristas Unidos, así como una “exclusión de organizaciones locales clave que han apoyado a los repartidores durante más de dos años,” como Workers Justice Project (WJP), un centro de trabajadores con sede en Brooklyn.
“NICE no es el problema, es una organización comunitaria que ayuda a muchos migrantes en esta ciudad”, dijo Gustavo Ajche, un repartidor guatemalteco y miembro fundador de Deliveristas Unidos. “El problema es que DoorDash está tratando de comprar su participación comunitaria. Está buscando enfrentar a organizaciones comunitarias que atienden a las mismas poblaciones migrantes.”
Durante más de un año, Deliveristas Unidos, un colectivo popular creado por repartidores indígenas guatemaltecos y mexicanos durante el verano de 2020, presionó a la ciudad de Nueva York para promulgar protecciones esenciales para aproximadamente 65,000 trabajadores, la mayoría migrantes de América Latina, el sur de Asia, China y África Occidental.
Te puede interesar: La caída de Roe v. Wade: Con pesar, millones disienten
El pasado mes de septiembre, el Ayuntamiento de la Ciudad de Nueva York aprobó un paquete de seis leyes que incluía protecciones para propinas y salarios de repartidores, pagos mínimos por entrega, límites de distancia, bolsas isotérmicas gratuitas y el derecho a usar baños de restaurantes. La histórica legislación representó tanto una notable victoria para la movilización laboral liderada por migrantes como un modelo para regular a empresas de reparto que emplean a miles de personas en todo el país.
Aplicaciones de reparto y regulaciones laborales
Sin embargo, a medida que estas nuevas leyes entraron en vigor desde el año pasado, trabajadores de compañías como DoorDash, UberEats, GrubHub y Relay han acusado a sus empleadores de encontrar formas de eludir la regulación laboral de Nueva York.
A lo largo del año pasado, Ajche documentó estas violaciones, las cuáles incluyen robo de salarios, propinas que no coinciden, prácticas abusivas de desactivación y condiciones de trabajo diseñadas por las aplicaciones para obligar a contratistas independientes a comportarse como empleados de tiempo completo.
“La alianza entre DoorDash y NICE está basada en informarnos sobre nuestros derechos,” dijo Ajche. “¿Pero cómo puede una compañía que sigue encontrando lagunas para violar la ley enseñarnos algo? DoorDash no respeta los derechos por los que tanto hemos luchado, pero ahora quiere usar a organizaciones para inventar una realidad diferente, para limpiarse.”
Otras entrevistas con repartidores en Queens, Manhattan y Brooklyn revelaron la continuas violaciones a leyes locales por parte de DoorDash, particularmente en lo que respecta a los límites de distancia.
Impulsada por el concejal Justin Brannan (D-Brooklyn), una de las nuevas leyes aprobadas el pasado mes de septiembre exige a las aplicaciones que permitan a los repartidores fijar distancias máximas de entrega, prohibiendo castigar a quienes rechazan pedidos fuera de sus perímetros elegidos.
Sin embargo, los repartidores han experimentado una realidad muy diferente en el último año. Quienes modificaron sus límites de distancia se dieron cuenta rápidamente de que acortar las distancias que estaban dispuestos a recorrer inmediatamente disminuía su acceso a órdenes.
“Si fijas tu distancia de entrega por debajo de las 10 millas, recibes notificaciones amenazándote,” dijo un repartidor de DoorDash que deseó permanecer en el anonimato por temor a represalias de su empleador. El conductor migrante de Guatemala compartió con Informe Confidencial capturas de pantalla que revelaron las “advertencias” que DoorDash envía a sus trabajadores, disuadiéndolos de establecer límites de distancia si quieren mantener el mismo nivel de pedidos disponibles para recoger.
“Se suponía que los límites de distancia por los que luchamos tanto iban a devolvernos el control de nuestros ingresos, se suponía que nos iban a dejar darle prioridad a nuestra seguridad y a quitarle a las distancias muy largas y a las rutas peligrosas de puentes y túneles el poder de decidir que tanto trabajo conseguimos,” dijo Ajche. “Pero en la realidad, DoorDash amenaza a quienes fijan esos límites y los castiga con menos trabajo. Si eso no es violar la ley, no sé qué es.”
Te puede interesar: Llegan a Nueva York solicitantes de asilo procedentes de América Latina
Además de las amenazas de DoorDash a los conductores que ejercen su libertad de distancia en una ciudad en la que los repartidores se encuentran entre las principales víctimas de la violencia vial, entrevistas con repartidores también revelaron violaciones a leyes locales por parte de Relay, un proveedor que aplicaciones como UberEats, GrubHub y DoorDash utilizan para subcontratar entregas.
Una investigación previa de Informe Confidencial expuso el sistema de asignación de turnos de la aplicación de Relay, el cuál se basa en las puntuaciones que reciben sus trabajadores.
“El sistema de reservas no cambió nada, si no aceptas todos las órdenes y las distancias que te indica la aplicación, despídete de trabajar al día siguiente,” dijo un repartidor mexicano de Relay que quiso permanecer en el anonimato por temor a represalias de su empleador. El conductor compartió con Informe Confidencial capturas de pantalla que revelaron menos turnos disponibles para los conductores que rechazaron pedidos el día anterior o que no lograron completar cuatro pedidos en menos de una hora, sin importar las distancias.
Aunque Relay ahora permite a sus conductores calificar a los restaurantes y presentar quejas contra los negocios que no los dejan usar el baño, el acceso al trabajo sigue siendo controlado por las distancias de entrega, la aceptación de todos los pedidos y otras obligaciones de tiempo completo impuestas a contratistas independientes.
“Ahora aplicaciones como DoorDash y Relay básicamente nos están diciendo, ‘hey, estamos ajustando algunas funciones para que parezca que estamos cumpliendo con las leyes, pero no estamos interesados en ningún cambio real a nuestra forma de hacer negocios,” dijo Ajche. “Invitamos a los usuarios, a los activistas, a los periodistas y a cualquiera que quiera saber si estas empresas están cumpliendo con las nuevas leyes de Nueva York a que se metan a la aplicación, a que le pregunten a los repartidores que es lo que aparece en nuestras pantallas.”
¿Un sector en declive?
Los repartidores destacaron que las empresas de reparto no solo están violando las nuevas leyes de límites de distancia, sino que siguen incurriendo en diversas formas de robo de salarios.
“DoorDash usa palabras huecas como ‘empoderamiento’ y ‘derechos de los migrantes’, está tratando de limpiarse con los respaldos de organizaciones comunitarias y de la ciudad,” dijo Ajche. “Pero DoorDash sigue buscando formas creativas de silenciar a sus trabajadores.”
Defensores y activistas también han señalado que estos esfuerzos de contención local llegan en un momento de crisis económica. Después de crecer dramáticamente durante la pandemia, el mercado de entrega de comida liderado por DoorDash se enfrenta ahora a su mayor desaceleración en los últimos años, acompañada por altos niveles de inflación y una posible recesión. A medida que las compañías de reparto luchan contra la disminución de sus márgenes de ganancia, los conflictos laborales han surgido como campos de batalla de gran importancia.
El año pasado, DoorDash llegó a un acuerdo de $100 millones que abarcaba a conductores de California y Massachusetts por denuncias de que la empresa clasificaba erróneamente a sus trabajadores como contratistas independientes.
En noviembre de 2021, la empresa llegó a un acuerdo multimillonario con los fiscales de San Francisco por supuestas violaciones laborales, con cerca de $5.3 millones destinados a repartidores. En 2019, el gigante de reparto llegó a un acuerdo de $2.5 millones con los fiscales de Washington por acusaciones de que engañó a clientes al no hacerles saber que sus propinas subsidiaban salarios de repartidores.
Mientras los repartidores de Nueva York siguen denunciando condiciones de trabajo precarias y violaciones a leyes locales por parte de DoorDash, la compañía sigue promoviendo su más reciente asociación con un grupo comunitario que históricamente no ha organizado a los repartidores migrantes.
Empleadores abusivos convertidos en defensores comunitarios
Activistas locales y repartidores han acusado en repetidas ocasiones a la empresa con sede en San Francisco de utilizar esta alianza para desacreditar a Deliveristas Unidos, cuyo origen se basó en la confrontación pública contra las aplicaciones y en la denuncia de prácticas abusivas en todo el sector de reparto.
“Aunque DoorDash ha decidido no colaborar directamente con Deliveristas Unidos, los servicios que ofrecen a través de NICE se basan en el modelo que nosotros desarrollamos en los últimos dos años para comunicarnos con los repartidores en las calles,” dijo Ajche. “Creamos Deliveristas Unidos para luchar contra empresas como DoorDash. No puedes abusar de tus trabajadores y de la noche a la mañana llamarte defensor de esos mismos trabajadores.”
En una reciente entrevista con THE CITY, Andrew Wolf, investigador del Laboratorio de Justicia Laboral de la Escuela de Gestión y Relaciones Laborales de la Universidad de Rutgers, dijo que las empresas de reparto han imitado cada vez más estructuras sindicales para debilitar esfuerzos de organización laboral, insertándose artificialmente como empleador y regulador laboral.
“DoorDash y otras empresas de reparto utilizan su gran riqueza para sembrar división entre los repartidores, especialmente en comunidades inmigrantes”, dijo el periodista y analista Luis Feliz León en un tweet que respondía al líder de Deliveristas Unidos Antonio “Toño” Solís, quien instó a NICE a devolver los fondos de DoorDash “y solidarizarse con nosotros.”
Los críticos de la alianza con NICE han denunciado a DoorDash por reproducir las polémicas campañas de Uber para contener y controlar a sus trabajadores.
A través de su Gremio de Conductores Independientes, Uber ha representado a sus conductores desde 2016, y desde entonces ha tratado de incluir a sus repartidores bajo una organización hermana, llamada Justicia para Trabajadores de Aplicaciones. Aunque varios expertos laborales han calificado este sindicato corporativo como una clara violación a la ley federal, empresas como Uber y DoorDash han logrado eludir regulaciones gubernamentales en su empeño por crecer como empresas públicas.
Mientras el Departamento de Protección al Consumidor y al Trabajador (DCWP) finaliza el cálculo del nuevo pago mínimo para repartidores de Nueva York, distintos trabajadores han denunciado el robo de sueldos y propinas por parte de DoorDash para que este nuevo salario mínimo que será próximamente impuesto por la ciudad no afecte sus ganancias.
“DoorDash está tratando de bloquear nuestros esfuerzos para conseguir un mejor salario porque sabe que su éxito depende de hacer las entregas más baratas para los clientes, y mientras menos regulada su industria, más pueden hacer lo que quieran,” dijo Ajche. “Lo más frustrante ha sido presenciar cómo DoorDash sigue intentando hundir nuestros estándares de trabajo, nos hace cuestionar si las leyes por las que tanto luchamos sirvieron de algo.”
La alianza DoorDash-NICE se debilitó desde que fue anunciada, con la reciente cancelación de un evento en Jackson Heights, Queens tan solo una hora antes de que comenzara el viernes pasado al mediodía.
Titulado “Día de Acción y Empoderamiento” y co-organizado por NICE junto con dos agencias del gobierno de la ciudad, el evento fue promocionado como una oportunidad para que los trabajadores recibieran equipo de protección gratuito, equipo de seguridad para bicicletas, y pruebas de COVID, así como un espacio para inscribirse a trabajar en DoorDash y aprender sobre nuevos derechos.
DoorDash dijo que planeaba tener una mesa en el evento cancelado, al igual que la Oficina del Alcalde de Asuntos de Inmigrantes (MOIA) y el DCWP.
“DoorDash tenía las bendiciones de MOIA en su acuerdo con NICE”, escribió Ajche en un tweet. “Estimado alcalde, estamos poniendo toda nuestra confianza en su administración para protegernos de los abusos de DoorDash. ¿Está usted del lado del empleador abusivo de Deliveristas?.”
“No dejaremos que DoorDash reescriba la historia”
Aunque sigue sin estar claro quién decidió cancelar el evento y por qué, la oposición de Deliveristas Unidos a la alianza de DoorDash revela preocupaciones más amplias sobre control comunitario. Hoy, los repartidores de Nueva York rechazan enérgicamente campañas corporativas que en su opinión solo pretenden socavar esfuerzos de organización laboral.
“No vamos a dejar que DoorDash nos intimide y nos divida como a los repartidores de California,” dijo Ajche. “Nueva York le pertenece a la gente trabajadora como nosotros, no a las corporaciones que creen que pueden escoger qué leyes seguir.”
Mientras DoorDash intenta insertarse en un movimiento que hasta ahora ha sido antagónico a las aplicaciones de reparto en uno de los mercados más competitivos del país, organizaciones comunitarias como NICE y WJP pagan ahora el precio de verse enfrentadas.
“Quiero ser muy claro sobre lo que pasó el viernes pasado. No estamos tratando de atacar a NICE, pero sí le pedimos a sus líderes que no acepten el dinero de DoorDash”, dijo Solís. “Nuestra lucha no es contra NICE, es contra DoorDash y sus esfuerzos por debilitar a Los Deliveristas Unidos.”
Aunque el futuro de la asociación de DoorDash con NICE sigue siendo incierto, los repartidores dijeron que no dejarán de denunciar las violaciones a la ley de Nueva York por parte de las aplicaciones.
“Al final del día, no se nos ha olvidado por qué escogimos llamarnos Los Deliveristas Unidos, siempre se trató de unirnos contra el abuso, contra empresas poderosas que piensan que pueden intimidar a sus trabajadores, manipular a los activistas y evadir la regulación,” dijo Ajche. “La fuerza de nuestro movimiento viene de gente común y corriente y no vamos a dejar que DoorDash reescriba la historia.”
NYC Delivery Workers Decry DoorDash’s New Local Partnership and Accuse Company of Labor Law Violations
Martha Daniela Guerrero
This week, New York City’s delivery workers denounced “corporate manipulation” by DoorDash, the largest player in the US delivery-app market.
Drivers’ protests centered around the delivery giant’s recently announced partnership with New Immigrant Community Empowerment (NICE), an advocacy group and workers’ center.
This alliance represents an “erasure” of migrant couriers’ longstanding campaign for better working conditions, according to labor group Deliveristas Unidos, as well as an “exclusion of key local organizations that have supported delivery workers for over two years,” such as Workers Justice Project (WJP), a Brooklyn-based workers’ center.
“NICE really isn’t the problem, we’re talking about a community organization that helps many migrants in the city,” said Gustavo Ajche, a Guatemalan delivery worker and Deliveristas Unidos founding member. “The problem is that DoorDash is trying to buy its way into community engagement. It’s pitting community organizations that serve the same migrant populations against each other.”
For over a year, Deliveristas Unidos, a grassroots collective created by indigenous Guatemalan and Mexican couriers during the summer of 2020, pushed New York City to enact essential protections for approximately 65,000 gig workers — most of them migrants from Latin America, South Asia, China, and West Africa.
Last September, New York City Council passed a six-bill-package that included protections for workers’ tips and wages, minimum payments per delivery, distance limits, free insulated bags, and the right to use restaurant restrooms. The historic legislation represented both a remarkable victory for migrant-led labor organizing and a model to regulate delivery companies employing thousands of gig workers nationwide.
Delivery Apps & Labor Law Violations
However, since these new laws started taking effect last year, workers across delivery firms including DoorDash, UberEats, GrubHub, and Relay have accused their employers of finding ways to sidestep New York City’s labor regulations.
Over the past year, Ajche has documented some of these violations, including wage theft in the form of tip discrepancies and platform subtractions, unfair deactivation practices, and gamified working conditions designed by apps to extract full-employment obligations from throngs of independent contractors.
“DoorDash’s new partnership with NICE is all about teaching delivery workers about our rights,” said Ajche. “But how can a company that keeps finding loopholes to violate the law teach us anything? DoorDash knowingly violates the rights we fought so hard for, but now wants to use local organizations to present a very different reality, to clean itself up.”
Interviews with delivery workers in Queens, Manhattan, and Brooklyn revealed persistent local law violations by DoorDash, particularly regarding distance limits.
Sponsored by Councilmember Justin Brannan (D-Brooklyn), one of the new laws passed last September requires apps to allow drivers to set delivery distance limits, prohibiting punishments against workers who reject orders outside of their chosen perimeters.
However, delivery workers have experienced a widely different reality over the past year. Couriers who modified their distance limit settings quickly realized that shortening the distances they were willing to drive dramatically decreased their access to work.
“If you set your delivery distance below 10 miles, you get these threatening notifications,” said a DoorDash courier who wished to remain anonymous for fear of retaliation from his employer. The migrant driver from Guatemala shared screenshots with Informe Confidencial that revealed DoorDash “warnings” to drivers, dissuading them from setting distance limits if they want to maintain the same level of available orders to pick up.
“The distance limits we fought so hard for were supposed to give us back control of our earnings, they were supposed to let us prioritize our safety and not have these insanely long distances or dangerous bridge/tunnel routes decide how much work we get,” said Ajche. “In reality, DoorDash threatens anyone who sets distance limits and then punishes them with less work. If that’s not breaking the distance limit law, I don’t know what is.”
Besides DoorDash’s threats to drivers who exercise their now-codified distance freedom in a city where delivery workers remain among the top victims of traffic violence, interviews with delivery workers also revealed local law violations by Relay, a third-party aggregator that apps like UberEats, GrubHub, and DoorDash use to outsource delivery.
A previous Informe Confidencial investigation exposed Relay’s first-come, first-served booking system, which fully depends on drivers’ daily ratings.
“The booking system didn’t change at all, if you don’t accept all orders or you aren’t willing to drive any distance the app tells you to, say goodbye to working the next day,” said a Mexican Relay courier who wished to remain anonymous for fear of retaliation from his employer. The driver shared screenshots with Informe Confidencial that revealed reduced shifts for drivers who rejected orders the previous day or failed to complete four orders in under an hour, regardless of distances.
While Relay now allows drivers to rate restaurants and file complaints against businesses that don’t let them use the restroom, access to work continues to heavily depend on delivery distances, all-order acceptance, and other full-employment obligations imposed on independent contractors.
“Now, apps like DoorDash and Relay are basically saying, ‘hey, we’re tweaking a few functions so that it looks like we’re being compliant, we’re denouncing restaurants who don’t let you guys use the restroom, but we’re not interested in any real changes to the way we do business,” said Ajche. “We urge users, activists, journalists, or anyone trying to see if these companies are complying with New York City’s new laws to just go into the app, to ask drivers to share what shows up on their screens.”
A Declining Industry?
Delivery workers emphasized that tech companies are not only violating new distance limit laws, but are still engaging in various forms of wage theft.
“DoorDash uses empty words like ‘empowerment’ and ‘migrant rights,’ it’s trying to clean itself up with endorsements from community and city organizations,” Ajche said. “But DoorDash keeps looking for creative ways to silence its workers.”
The timing of DoorDash’s local containment efforts has also concerned some advocates. After unprecedented success during the pandemic, the e-delivery market led by DoorDash now faces its slowest growth in recent years, paired with high inflation and a potential economic downturn. As delivery firms battle decreasing profit margins, labor disputes have emerged as a key battleground.
Last year, DoorDash reached a $100 million settlement covering drivers in California and Massachusetts, over claims that the company was misclassifying workers as independent contractors.
In November of 2021, the company reached a multimillion-dollar settlement with San Francisco prosecutors over alleged labor and sick-leave law violations, with close to $5.3 million being directed towards couriers. In 2019, the delivery giant reached a $2.5 million settlement with prosecutors in Washington over allegations that it misled customers on tips that were used to subsidize workers’ pay.
As delivery workers continue to denounce substandard working conditions and local law violations by DoorDash, the delivery giant keeps promoting its newest New York partnership with an advocacy group that hasn’t historically organized migrant delivery workers.
Abusive Employers Turned Community Advocates
Local activists and delivery workers have repeatedly accused the San Francisco-based company of using this alliance to undermine Deliveristas Unidos, which found its origins in publicly confronting delivery apps and exposing sector-wide abusive practices.
“DoorDash has chosen not to engage with Deliveristas Unidos directly at all, but the services they’re offering through NICE are based on the model we developed over the last two years to reach drivers,” said Ajche. “We created Deliveristas Unidos to fight companies like DoorDash. You can’t just exploit and abuse workers and then call yourself an advocate of those same workers overnight.”
In a recent interview with THE CITY, Andrew Wolf, a research fellow at the Workplace Justice Lab at the Rutgers University School of Management and Labor Relations, said that app companies have increasingly mimicked union-like structures in efforts to undercut grassroots organizing efforts, artificially inserting themselves as both employer and labor regulator.
“DoorDash and other platform companies use their vast wealth to sow division among app-based workers, especially in immigrant communities,” said labor journalist and analyst Luis Feliz Leon in a tweet responding to Deliveristas Unidos member Antonio “Toño” Solís, who urged NICE to return DoorDash funds “and stand in solidarity with us.”
Critics of the NICE alliance have denounced DoorDash for reproducing Uber’s controversial campaigns to contain and control its ride-share and delivery workforce.
Through its Independent Drivers Guild, Uber has represented ride-hailing drivers since 2016, and has since sought to include delivery workers under a sister organization called Justice for App Workers. Even though various labor experts have characterized this company union as a clear violation of federal law, tech corporations have continued to sidestep government regulations in their efforts to grow as public companies.
As New York’s Department of Consumer and Worker Protection (DCWP) finalizes its calculation of couriers’ new minimum payment per delivery, couriers have decried DoorDash’s mechanisms to cheat them out of wages and tips so the upcoming city-imposed minimum wage doesn’t hurt profits.
“DoorDash is trying to block our efforts to get better pay because they know that their success depends on making deliveries cheaper for customers, and the less regulated their industry, the more they can do exactly what they want,” said Ajche. “The most frustrating thing has been witnessing how DoorDash keeps trying to bring working standards down, it makes us question if the local laws we fought so hard for made any difference.”
The DoorDash-NICE partnership has wavered since its announcement, as an event in Jackson Heights, Queens was canceled just an hour before it was slated to begin last Friday at noon.
Named “Day of Action & Empowerment” and co-hosted by NICE along with two city government agencies, the event was publicized as an opportunity for workers to receive free protective equipment, bike-safety gear, and COVID tests, as well as a space to sign up to work for DoorDash and learn about new rights.
DoorDash said that it planned to have a table at the canceled event, as did the Mayor’s Office of Immigrant Affairs (MOIA) and the DCWP.
“DoorDash had the blessings of MOIA on its deal with NICE,” wrote Ajche in a tweet. “Dear Mayor, we’re putting full trust in your administration to protect us from DoorDash abuses. Are you siding with the abusive employer of Deliveristas?”
“We Won’t let DoorDash Rewrite History”
While it remains unclear who decided to cancel the event and why, Deliveristas Unidos’ opposition to DoorDash’s alliance reveals larger concerns about community control, as delivery workers forcefully reject corporate campaigns they believe only aim to undercut grassroots organizing efforts.
“We won’t let DoorDash intimidate us and divide us the same way they did to drivers in California,” said Ajche. “New York belongs to working people like us, not to corporations who think they can pick and choose what laws to follow.”
As DoorDash tries to insert itself into a grassroots movement that has so far been antagonistic to the apps in one of the country’s most competitive delivery markets, community organizations such as NICE and WJP are now paying the price of being pitted against each other.
“Let me be very clear on what happened this past Friday. We didn’t try to attack NICE, but we did urge its leaders not to take DoorDash’s money,” said Solís. “Our fight isn’t against NICE at all, it’s against DoorDash and its efforts to weaken Deliveristas Unidos.”
While the future of DoorDash’s partnership with NICE remains uncertain, delivery workers said that they won’t stop denouncing labor law violations from delivery apps at large.
“At the end of the day, none of us have forgotten why we chose to call ourselves Los Deliveristas Unidos, it was always about uniting against abuse, against powerful companies that think they can bully workers, manipulate advocates, and avoid regulation,” said Ajche. “The strength of our movement comes from real people, and we won’t let DoorDash rewrite history.”
TW: @daniguerreroo
JGR