Martha Daniela Guerrero
El 23 de enero, decenas de repartidores se reunieron en Times Square junto a activistas y representantes para conmemorar el despliegue inicial de nuevas protecciones laborales, atrayendo a aliados prominentes como la congresista Alexandria Ocasio-Cortez (Demócrata-Bronx/Queens) y el senador demócrata Chuck Schumer.
A partir de esta semana, aproximadamente 65,000 repartidores de la ciudad de Nueva York tienen derecho a la divulgación transparente de sus ingresos y propinas diarios, así como a usar los baños de los restaurantes. Estas dos nuevas leyes locales forman parte de un conjunto de iniciativas de ley aprobadas por el Ayuntamiento de Nueva York el pasado mes de septiembre. La legislación, que será aplicada gradualmente a lo largo del próximo año por el Departamento de Protección al Consumidor y Trabajador, busca regular a las aplicaciones de reparto y mejorar las condiciones laborales de contratistas independientes.
El paquete de seis leyes, que también incluye pagos mínimos por entrega, el derecho a establecer límites de distancia y el suministro gratuito de bolsas isotérmicas para los trabajadores, representó una notable victoria para la organización laboral liderada por migrantes. Durante más de un año, “Deliveristas Unidos,” un colectivo de base que surgió en el verano de 2020 encabezado por trabajadores indígenas guatemaltecos y mexicanos, luchó por estas leyes recién promulgadas, representando a miles de repartidores de América Latina, el sur de Asia, China y África Occidental.
“Este es un buen comienzo para cambiar las estructuras de una industria que ha explotado durante mucho tiempo a los trabajadores migrantes,” dijo Gustavo Ajche, un repartidor guatemalteco Kʼicheʼ de 39 años y uno de los fundadores de Deliveristas Unidos. “Con estas nuevas leyes, estamos demostrándole a las aplicaciones que tenemos voz, y que ya no tenemos miedo de usarla para denunciar prácticas abusivas.”
En la última década, el reparto de comida se ha convertido en una industria tecnológica de rápido crecimiento, con un mercado nacional proyectado a alcanzar más de $30,000 millones este año. Cuando la dependencia de Nueva York hacia las plataformas de reparto se disparó durante la pandemia, decenas de miles de trabajadores se unieron a aplicaciones como DoorDash, UberEats, GrubHub y Postmates. Tan solo UberEats contrató a 30,000 nuevos mensajeros en marzo y abril de 2020 en Nueva York, marcando una tendencia en la que los repartidores de aplicaciones sobrepasan significativamente a trabajadores contratados directamente por restaurantes.
“Lo más importante para nosotros es que los neoyorquinos nos vean como los trabajadores esenciales en los que nos hemos convertido,” dijo Ajche. “Nuestro trabajo diario sirve a esta ciudad, sirve a personas que, por diferentes razones, no pueden salir de sus casas para conseguir comida o despensas.”
Sin embargo, dado que el rápido crecimiento de las compañías de reparto en 2020 no se tradujo en mejores condiciones laborales para sus repartidores, Ajche y muchos otros empezaron a organizar una serie de protestas, en las que miles de trabajadores denunciaron la falta de acceso a baños, el robo de salarios, el aumento de robos de bicicletas y muertes por accidentes de tráfico y los abusos laborales arraigados en el funcionamiento básico de las aplicaciones de reparto.
“Se necesitaron dos años de organización y movilización para que la ciudad de Nueva York reconociera a los repartidores como esenciales,” dijo Ligia Guallpa, directora ejecutiva de la organización comunitaria con sede en Brooklyn Proyecto de Justicia Laboral, la cual respaldó a Deliveristas Unidos desde su creación. “Estos trabajadores demostraron que es posible reescribir las reglas de una industria que durante mucho tiempo ha priorizado las ganancias sobre la seguridad y el bienestar básico de sus repartidores.”
Legislación Histórica
Además de varios concejales, la presidenta del Consejo Municipal, Adrienne Adams, y la defensora pública adjunta, Xamayla Rose, entre los asistentes a la celebración del domingo en Times Square se encontraban el Contralor de la ciudad, Brad Lander, y los concejales Justin Brannan (Demócrata-Brooklyn) y Carlina Rivera (Demócrata-Manhattan). Estos tres últimos estuvieron entre los legisladores que presentaron por primera vez los ahora aprobados proyectos de ley del Ayuntamiento, trabajando directamente con Proyecto de Justicia Laboral para incorporar las demandas de los repartidores de Deliveristas Unidos.
“Imaginen que se les privara de una necesidad básica como es ir al baño mientras trabajan, imaginen esa indignidad,” dijo Rivera, que presentó una ley que permite a los repartidores utilizar los baños de los restaurantes al recoger un pedido, la cual entra en vigor esta semana. “Tomamos las historias [de los trabajadores], y sus experiencias, y las convertimos en una legislación histórica que esperamos marque la pauta para el resto del país.”
Sammy Escalante, un repartidor Kʼicheʼ de 24 años de Guatemala y fotógrafo oficial de Deliveristas Unidos, dijo que era “desgarrador” cuando los restaurantes no dejaban a los trabajadores usar sus baños. “Era como si tu propio jefe te dijera que no podías ir al baño,” dijo Escalante. “Estoy muy orgulloso de esta ley porque si un restaurante hoy me impide ir al baño, no sólo está haciendo algo que está mal, sino que está haciendo algo ilegal.”
Además del acceso a baños, esta semana entró en vigor otra ley que exige a las empresas de reparto presentar informes diarios de ingresos a los trabajadores y proporcionar un desglose claro de sus propinas.
Varios repartidores dijeron que uno de sus mayores retos era tratar de verificar constantemente sus ingresos, luchando contra las continuas discrepancias en sus propinas. Los ingresos de los repartidores ascienden a $7.87 por hora y las propinas oscilantes representan hasta el 45% de su paga media de $12, según un estudio realizado en septiembre por el Workers Justice Project y la Escuela de Relaciones Industriales y Laborales de la Universidad de Cornell.
“Estamos tan acostumbrados a que la aplicación diga algo diferente que el cliente,” dijo Escalante. “He tenido clientes que me agradecen y me dicen que dejaron una propina de $20, sólo para ver una propina de $5 o $10 en mi aplicación. ¿En qué trabajo es normal que no sepas exactamente cuánto dinero estás ganando? Es muy injusto que nos escondan algo tan importante como nuestras propias propinas.”
El paquete legislativo del Ayuntamiento se aplicará en tres fases, empezando por la entrada en vigor de las leyes de acceso a los baños y de transparencia salarial el 24 de enero. A partir de esta semana, las plataformas de reparto también estarán sujetas a requisitos de licencia por el Departamento de Protección del Consumidor y Trabajador para seguir operando en la ciudad de Nueva York.
“Al otorgar licencias a las empresas de reparto de comida, podemos aportar la tan necesaria supervisión y regulación a esta creciente industria, lo que beneficiará en gran medida no solo a estos trabajadores esenciales, sino también a los restaurantes y a los consumidores que utilizan las aplicaciones,” dijo el Comisionado del DPCT, Peter Hatch.
Según THE CITY, la ciudad ha concedido licencias a UberEats, Postmates y Drizzly, aplicaciones pertenecientes a la empresa tecnológica Uber. Relay, un proveedor conocido por abaratar las entregas a los restaurantes, aún no ha presentado su licencia. En una declaración a Informe Confidencial, un portavoz de Relay dijo que la empresa paga a sus conductores semanalmente y “la totalidad de las propinas van directamente a los repartidores sin excepciones.”
Sin embargo, una investigación previa de Informe Confidencial reveló problemas de transparencia generalizados dentro de Relay, incluyendo puntuaciones de desempeño poco claras vinculadas al acceso diario al trabajo de los repartidores y continuos casos de mensajes internos amenazándolos con quitarles sus propinas.
Otras plataformas de reparto han expresado su apoyo a las dos leyes recientemente implementadas. La portavoz de DoorDash, Campbell Mathews, dijo que la empresa ya desglosa los pagos y propinas estimadas para sus repartidores y que apoya la ampliación del acceso a los baños. Un representante de GrubHub dijo que la legislación se alinea con los estándares que la plataforma “siempre se ha esforzado por proporcionar a sus conductores.”
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Sin embargo, una investigación del New York Times en 2019 reveló que DoorDash subvencionaba los pagos de sus conductores con propinas de clientes, lo que acabó obligando a la empresa con sede en San Francisco y mayor repartidora del país a modificar algunas de sus políticas. Además, más del 40% de los 500 repartidores encuestados por Cornell y el Proyecto de Justicia Laboral reportaron que las discrepancias en pagos y propinas eran problemas recurrentes en todas las aplicaciones.
“La transparencia de propinas y pagos es un verdadero ‘knockout’ para estas empresas, aunque digan que esto no era un problema,” dijo Ajche. “Ahora por fin podremos verificar nuestros propios ingresos, es un cambio muy importante en la forma de hacer nuestro trabajo.”
“Vamos Paso a Paso”
En abril de este año se pondrán en marcha otras leyes, incluyendo una que permite a los trabajadores limitar sus distancias de reparto y negarse a circular por puentes y túneles, los cuales han sido señalados por los mensajeros como focos de asaltos violentos y rutas peligrosas para ciclistas.
“El miedo de todo repartidor es no volver a casa vivo después de un día de trabajo,” dijo Escalante. “Muchos de nosotros han muerto y muchos siguen muriendo.”
En los últimos dos años, al menos 25 repartidores han muerto por accidentes de tráfico y violencia en la calle. En 2020, repartidores de aplicaciones representaron casi el 50% de las veintiséis muertes de ciclistas de la ciudad de Nueva York y trece repartidores murieron mientras trabajaban el año pasado. La lista de muertes incluye a Francisco Villalva Vitinio, de 29 años, quien recibió un disparo mortal en East Harlem durante un intento de robo de su bicicleta, y a Salvador Navarette-Flores, de 31 años, quien se estrelló contra un camión estacionado ilegalmente en el Upper East Side.
Ajche y Escalante afirmaron que los repartidores se enfrentan a una mezcla de problemas de seguridad, dejándolos vulnerables tanto a una creciente ola de robos de sus bicicletas eléctricas y motocicletas, que pueden costar hasta $3,500, como a una falta de infraestructura para bicicletas. Los carriles para bicicletas más seguros se encuentran en barrios adinerados y mayoritariamente blancos, con recientes recortes presupuestarios de $10 millones al programa Vision Zero profundizando estas brechas. En 2020, el Bronx recibió 3 de 30 nuevas millas de carriles de bicicleta a pesar de tener la mayor cantidad de muertes de ciclistas ese año.
“Como repartidor, tienes que estar atento a los ladrones de bicicletas y a los carriles de bicicleta peligrosos, todo al mismo tiempo,” dijo Ajche. “Hay muchos camiones y autos que no respetan los carriles para bicicletas, se estacionan ahí durante horas y no siempre podemos ver cuando un carril está bloqueado. Es muy peligroso.”
Danny Harris, director ejecutivo de Transportation Alternatives, una organización comunitaria que aboga por infraestructuras de transporte público más segura en la ciudad de Nueva York, dijo que aunque las nuevas medidas permitiendo límites de distancia “son vitales para garantizar más dignidad y justicia para nuestros trabajadores esenciales,” la ciudad debe “ir más allá y garantizar que los ciclistas que trabajan tengan calles seguras.”
“Transportation Alternatives continuará trabajando con Los Deliveristas Unidos, el senador Schumer y nuestros socios en el gobierno para garantizar que haya una mayor inversión en Vision Zero y que nuestros trabajadores esenciales estén protegidos ante la violencia vial dentro y fuera del trabajo,” dijo Harris en un comunicado.
En cuanto al aumento de robos, en el último mes la página de Facebook de Deliveristas Unidos recibió más de 500 mensajes sobre bicicletas robadas y asaltos violentos a repartidores. “En una ventana de sólo dos horas, recibimos cinco denuncias de robo,” dijo Escalante, quien proporcionó a Informe Confidencial pruebas de conductores que fueron asaltados en puentes de la ciudad, así como mensajes de repartidores denunciando robos de sus bicicletas en las calles. “Yo mismo he ido a recoger a amigos golpeados y asaltados, sin cartera, sin teléfono, sin su bicicleta eléctrica que sé que les costó todos sus ahorros.”
Ajche dijo que, además de las leyes que entrarán en vigor en abril, Deliveristas Unidos seguirá exigiendo mayores medidas de seguridad en puentes y túneles, incluyendo mejor iluminación, más terminales de asistencia de emergencia y cámaras de seguridad.
“La policía ha colaborado con nosotros, pero también es importante motivar a la comunidad deliverista para que reporte estos delitos, denunciarlos puede ayudar a la ciudad a reconocer la magnitud del problema, sobre todo en los puentes que unen a Manhattan y el Bronx,” dijo. “Muchos repartidores tienen miedo de ir a la policía, de tener que hablar en inglés con un oficial y eso alimenta la impunidad.”
Además de permitir a los repartidores no cruzar ciertos puentes y túneles que pueden ser peligrosos, la ley de límites de distancia también representa una victoria histórica para trabajadores que llevan mucho tiempo denunciando que se ven obligados a recorrer distancias excesivamente largas y a conducir a barrios alejados de sus zonas de servicio.
Una investigación previa de Informe Confidencial demostró que, mediante la ludificación de condiciones laborales, las aplicaciones de reparto encontraron formas de empujar a sus conductores a aceptar pedidos más lejanos. Repartidores de DoorDash, UberEats y Relay compartieron pruebas sobre el uso por parte de las aplicaciones de puntuaciones internas para presionarlos a aceptar órdenes fuera de sus zonas de entrega inmediatas, vinculando el acceso al trabajo a la aceptación de pedidos ubicados a muchos kilómetros de distancia.
“Los repartidores abrieron el camino y nosotros cubrimos sus espaldas como legisladores,” dijo el concejal Justin Brannan (Demócrata-Brooklyn), quien patrocinó la ley que permite a los conductores establecer distancias máximas para sus pedidos. “Así es como se consiguen los verdaderos cambios. Se escucha a las personas más afectadas por un problema y luego se elabora una legislación para solucionarlo. Estoy muy orgulloso de haber participado para lograrlo.”
En unos meses, las plataformas de reparto también estarán obligadas a pagar a los conductores al menos una vez a la semana, sin cobrar gastos de procesamiento de pagos. Además, después de seis entregas, las empresas estarán obligadas a proporcionar a sus repartidores bolsas isotérmicas gratuitas.
Por último, una de las leyes más esperadas del paquete legislativo del Ayuntamiento se pondrá en marcha a principios del año que viene, estableciendo estándares salariales mínimos para los repartidores de aplicaciones, similares a los que ya disfrutan los conductores de aplicaciones de transporte. Incluso teniendo en cuenta la media de propinas, el salario estimado $12 de los trabajadores de reparto está muy por debajo del salario mínimo de $15 de la ciudad de Nueva York, según el estudio realizado por el Proyecto de Justicia Laboral y la Universidad de Cornell. En un comunicado, DPCT dijo que la ciudad está llevando a cabo un estudio sobre los salarios mínimos con el fin de determinar la nueva tasa salarial.
“El acceso a los baños, la seguridad vial y un salario digno y justo, todos estos son derechos que nunca debieron ser negados, pero fue necesaria la valiente organización de Los Deliveristas Unidos para asegurarlos hoy,” dijo el Contralor de la ciudad de Nueva York, Brad Lander, quien como miembro del Consejo presentó el proyecto de ley que fijará pautas salariales mínimas.
“Estamos conscientes de que estas nuevas leyes tomarán tiempo, por eso vamos paso a paso,” dijo Ajche. “Pero incluso ahora, estas dos leyes iniciales y las que llegarán pronto han hecho una gran diferencia.”
Ajche y Escalante dijeron que, además de que un número cada vez mayor de restaurantes ya permite a los repartidores usar su baño, algunos clientes ahora dejan notas de agradecimiento frente a sus puertas, ofrecen botellas de agua a los repartidores y se ofrecen a bajar por sus pedidos. “Se trata de generar más conciencia,” dijo Escalante. “Se trata de que los neoyorquinos se den cuenta de que también somos humanos, que aumenten su empatía por el tipo de trabajo que hacemos todos los días.”
¿Un Movimiento Nacional?
Mientras repartidores, activistas y representantes celebraron la aplicación de las medidas de acceso a los baños y de transparencia de propinas este pasado fin de semana, miembros de Deliveristas Unidos dijeron que su prioridad es crear campañas de divulgación para informar a más trabajadores de sus nuevos derechos.
El DPCT inauguró una página web con recursos en inglés, español, bengalí y chino para que los trabajadores conozcan sus derechos y a partir del 24 de enero puedan presentar denuncias sobre aplicaciones que no proporcionen la información de pago requerida o sobre restaurantes que no proporcionen acceso a los baños a través del correo electrónico o llamando al 311 y pidiendo “Asistencia para Repartidores o Empleadores.”
Además de una próxima serie de reuniones para educar a los trabajadores sobre las nuevas leyes y medidas de seguridad en las calles, los seminarios recientes de Facebook Live de Deliveristas Unidos para informar a los repartidores sobre sus derechos alcanzaron miles de visitantes en línea. “Estamos haciendo todo lo posible para que los repartidores conozcan nuestros nuevos derechos,” dijo Ajche. “Los cambios siempre dan miedo y si los repartidores no creen que pueden pedir con confianza ir al baño o un desglose de sus propinas y sus pagos, estas leyes sólo van a existir en teoría.”
Escalante dijo que muchos conductores tienen miedo de pedir protecciones básicas, como acceso a baños y divulgaciones detalladas de pago, pensando que esto resultará en su desactivación de las aplicaciones. “Hoy amanecimos con nuevas leyes y, con suerte, con una nueva forma de pensar sobre nuestros derechos,” dijo el repartidor. “Fuimos invisibles durante tanto tiempo, y lidiamos con estas injusticias durante tanto tiempo, que ahora tenemos que asegurarnos de que la comunidad de deliveristas pueda superar ese miedo, denunciando los restaurantes y a las aplicaciones que no cumplan con estas nuevas leyes.”
Mientras la congresista Ocasio-Cortez compartió la reciente victoria de organización de Deliveristas Unidos en sus redes sociales y el senador Chuck Schumer se comprometió a dirigir fondos federales de infraestructura para construir áreas de descanso para repartidores en la ciudad de Nueva York, persisten interrogantes sobre la clasificación laboral de los contratistas independientes en todo el país.
Tanto Ocasio-Cortez como Schumer señalaron cómo las leyes locales recientemente aprobadas protegiendo los derechos de los repartidores pueden afectar al paisaje nacional.
“Tenemos que asegurarnos de que la ciudad de Nueva York sea un contrapunto a lo que sucedió en California,” dijo AOC, refiriéndose a la Proposición 22, una prohibición estatal que impide a los contratistas independientes ser considerados empleados de tiempo completo tras una campaña de cabildeo multimillonaria financiada por empresas tecnológicas como DoorDash y Uber. “En California, el gran capital y las aplicaciones tecnológicas se organizaron para asegurarse de que los trabajadores recibieran menos de lo que necesitan, que no fueran reconocidos como trabajadores legítimos.”
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La representante neoyorquina felicitó a Deliveristas Unidos por “demostrar que hay otra manera” de “levantarse y organizarse por las necesidades básicas,” denunciando a las aplicaciones por extraer obligaciones laborales de tiempo completo de contratistas independientes que no tienen beneficios básicos. “Todo cambia cuando los trabajadores reconocen el poder que tienen.”
Calificando a los repartidores como “gente trabajadora que solo quiere una vida mejor” y un “modelo para toda la ciudad,” el senador Schumer celebró la nueva legislación y destacó la importancia de educar al público sobre las necesidades de los contratistas independientes y las organizaciones populares como Deliveristas Unidos.
“¡Las nuevas leyes que entrarán en vigor mañana ayudarán a proteger a nuestros 65,000 repartidores!,” twitteó Schumer más tarde el pasado domingo. “¡A continuación estamos trabajando para que haya centros para que los repartidores carguen sus bicicletas, descansen y se resguarden del frío!”
A medida que estas reformas locales entren en vigor en los próximos meses, los miembros de Deliveristas Unidos dijeron que seguirán luchando para obtener protecciones completas de empleo. “Seguiremos luchando hasta que esta ciudad y las compañías nos reconozcan como el sindicato que ya somos,” twitteó el líder de Deliveristas Unidos, Antonio “Toño” Martínez Solís, poco después de la celebración del fin de semana.
“Ser un contratista independiente es muy duro porque significa que nadie responde por ti si tienes un accidente o te enfermas,” dijo Ajche. “Al contratarnos así, las plataformas evitan muchas de sus responsabilidades con nosotros.”
Ajche dijo que Deliveristas Unidos está estudiando cada vez más la posibilidad de legislaciones estatales y federales, además de medidas locales, como la ley federal Protect the Right to Organize, o Ley PRO, que concedería derechos laborales plenos a los contratistas independientes en todo el país. “El hecho de que la ciudad nos conceda estos derechos significa mucho,” dijo Ajche. “Pero si pensamos en el estado y en el país, se puede hacer mucho más para responsabilizar a las aplicaciones.”
“Sólo estoy seguro de una cosa,” dijo Ajche. “Solamente juntos podremos seguir logrando cambios verdaderos.”
Chuck Schumer and AOC Join NYC’s Delivery Workers to Celebrate the Enactment of New Labor Protections
Martha Daniela Guerrero
On January 23, dozens of delivery workers gathered around Times Square alongside activists and representatives to commemorate the initial rollout of new labor protections, drawing high-profile allies Representative Alexandria Ocasio-Cortez (D-The Bronx/Queens) and Senator Chuck Schumer (D-New York).
Starting this week, New York City’s estimated 65,000 app-based food delivery workers are entitled to transparent disclosures of their daily earnings and tips, as well as to the right to use restaurant restrooms. These two new local laws are part of a slate of landmark bills approved by New York City Council last September. To be gradually implemented over the next year by the Department of Consumer and Worker Protection, the legislation seeks to regulate third-party delivery apps and improve labor standards for gig workers.
Also including minimum payments per delivery, the right to set distance limits, and free insulated bags for workers, the six-bill package represented a remarkable victory for migrant-led labor organizing. For over a year, Deliveristas Unidos, a grassroots collective that emerged in the summer of 2020 led by indigenous Guatemalan and Mexican workers, pushed for these newly-enacted laws, representing thousands of couriers from Latin America, South Asia, China, and West Africa.
“This is a solid start to change the structures of an industry that has long exploited migrant workers,” said Gustavo Ajche, a 39-year-old Kʼicheʼ Guatemalan courier and one of the founders of Deliveristas Unidos. “With these new laws, we’re showing delivery apps that we have a voice, and we’re no longer afraid of using it to speak out against abusive practices.”
Over the last decade, food delivery has morphed into a fast-growing tech industry, with a national market projected to hit more than $30 billion this year. As New York’s reliance on delivery platforms skyrocketed during the pandemic, tens of thousands of workers joined apps like DoorDash, UberEats, GrubHub, and Postmates. UberEats alone signed up 30,000 new couriers in March and April of 2020 in New York, marking a trend of app-based drivers far outnumbering delivery workers employed directly by restaurants.
“The most important thing for us is that New Yorkers see us as the essential workers that we’ve become,” said Ajche. “Our daily work serves this city, it serves people who for different reasons, can’t leave their homes to get food or groceries.”
However, as delivery companies’ rapid growth in 2020 failed to translate into better working conditions for couriers, Ajche and many others began staging a series of protests, in which thousands of deliveristas denounced lack of restroom access, wage theft, surging bike robberies and traffic deaths, and workplace abuses entrenched in the basic functioning of delivery apps.
“It took two years of organizing and mobilizing to make New York City recognize delivery workers as essential,” said Ligia Guallpa, executive director of Brooklyn-based community organization Workers Justice Project, which supported Deliveristas Unidos since its inception. “These workers demonstrated that it’s possible to rewrite the rules of an industry that has long prioritized profits over couriers’ basic safety and well-being.”
Historic Legislation
Besides various Councilmembers, City Council Speaker Adrienne Adams, and deputy Public Advocate Xamayla Rose, attendants at Sunday’s rally in Times Square included city Comptroller Brad Lander and Councilmembers Justin Brannan (D-Brooklyn) and Carlina Rivera (D-Manhattan). The latter three were among the legislators that first introduced the now-approved City Council bills, working directly with Workers Justice Project to incorporate workers’ demands.
“Imagine if you were deprived of the basic necessity of going to the bathroom while working, imagine that indignity,” said Rivera, who introduced a law that allows couriers to use restaurants’ restrooms when picking up an order, which comes into effect this week. “We took [workers’] stories, and their experiences, and we turned it into historic legislation that we hope will set the standard for the rest of the country.”
Sammy Escalante, a 24-year-old Kʼicheʼ delivery worker from Guatemala and official photographer of Deliveristas Unidos said that it was “heartbreaking” when restaurants wouldn’t let couriers use their bathrooms. “It was like your own boss saying you couldn’t go to the bathroom,” said Escalante. “I’m very proud of this law because now if a restaurant prevents me from going to the restroom, they’re not only doing something wrong, they’re doing something illegal.”
Besides restroom access, this week brought the implementation of another law requiring delivery companies to submit daily earning reports to workers and provide clear breakdowns of couriers’ tips.
Various deliveristas said that one of their biggest challenges was to constantly try to verify their earnings, battling continual tip discrepancies. Earnings for delivery workers amount to $7.87 per hour, with fluctuating tips representing up to 45% of their average $12 pay, according to a September study by Workers Justice Project and Cornell University’s School of Industrial and Labor Relations.
“We’re so used to the app saying something different than the client,” said Escalante.
“I’ve had clients thank me and tell me that they left a $20 tip, only to see a $5 or $10 tip on my app. In what job is it normal for you not to know exactly how much money you’re making? It’s so unfair for them to keep us in the dark about something as important as our own tips.”
The City Council’s legislative package will follow a three-stage implementation, beginning with the enactment of the bathroom access and wage transparency bills on January 24. Starting this week, delivery companies will also be subject to licensing requirements by the Department of Consumer and Worker Protection to continue operating in New York City.
“By licensing food delivery apps, we can now bring much-needed oversight and regulation to this expanding industry, which will greatly benefit not only these essential workers, but also the restaurants and consumers who use the apps as well,” said DCWP Commissioner Peter Hatch.
According to THE CITY, the city has issued licenses to UberEats, Postmates, and Drizzly, which all belong to tech company Uber. Relay, a third-party aggregator known for making delivery cheaper for restaurants, is yet to file its license. In a statement to Informe Confidencial, a Relay spokesperson said that drivers are paid weekly and “the entirety of tips go straight to riders without exceptions.”
However, a previous investigation by Informe Confidencial revealed widespread transparency issues in Relay, including obscure performance ratings tied to daily access to work and continual instances of internal messages threatening drivers with removing their tips.
Other delivery platforms have expressed support for City Council’s two newly implemented laws. DoorDash spokesperson Campbell Mathews said that the company already breaks down estimated payments and tips, and that it supports expanded restroom access. A GrubHub representative said the legislation aligns with standards that the platform “has always strived to provide to its drivers.”
However, back in 2019, a New York Times investigation revealed that DoorDash subsidized drivers’ payments with tips, which ultimately forced the San Francisco-based company and largest delivery player in the country to modify some of its policies. Additionally, over 40% of 500 delivery workers surveyed by Cornell and WJP reported underpayment and tip discrepancies as recurring issues across apps.
“Tip and payment transparency is a real knockout for these companies, even if they say this wasn’t an issue,” said Ajche. “Now we’ll finally be able to verify our own income, it’s a very significant change in how we get to do our work.”
“We Go Step by Step”
Other bills will roll out later in April, including one allowing workers to limit their delivery distances and refuse to bike through bridges and tunnels, which couriers have flagged as both hotspots for violent muggings and dangerous cycling routes.
“The fear of every delivery driver is not returning home alive after a day’s work,” said Escalante. “So many of us have died, and so many of us keep dying.”
In the past two years, at least 25 delivery workers have been killed due to traffic accidents and street violence. In 2020, app couriers accounted for nearly 50% of New York City’s twenty-six cycling fatalities, and thirteen delivery workers died on the job last year. The list of deaths includes 29-year-old Francisco Villalva Vitinio, who was fatally shot in East Harlem during an attempted bike theft, and 31-year-old Salvador Navarette-Flores, who crashed into an illegally parked truck in the Upper East Side.
Ajche and Escalante said that deliveristas face mixed safety and security challenges, leaving them vulnerable to both a growing wave of robberies of their e-bikes and motorbikes, which can cost up to $3500, and an unequal biking infrastructure across the city. The safest bike lanes remain in wealthy, mostly white neighborhoods, with recent $10 million Zero Vision budget cuts deepening these gaps. In 2020, the Bronx received 3 out of 30 new miles of protected bike despite having the most cyclist deaths that year.
“As a driver, you have to look out for bike robbers and dangerous bike lanes at the same time,” said Ajche. “So many trucks and cars don’t respect bike lanes, they just park there for hours, and we can’t always see when a bike lane is blocked. It’s nerve-wracking.”
Danny Harris, executive director of Transportation Alternatives, a community organization that advocates for safer public transit infrastructure across New York City, said that while the new distance limit measures “are vital for ensuring more dignity and fairness for our essential workers,” the city must “go further and guarantee that working cyclists have safe streets.”
“Transportation Alternatives will continue working with Los Deliveristas Unidos, Senator Schumer, and our partners in government to ensure there is greater investment in Vision Zero and that our essential workers are protected from traffic violence on and off the job,” said Harris in a statement.
As for increased robberies, over the past month, Deliveristas Unidos’ Facebook page received over 500 messages about stolen bikes and violent assaults targeting delivery workers. “In a window of just two hours, we had five robbery hits online,” said Escalante, who provided Informe Confidencial with evidence of assaulted drivers in the city’s bridges, as well as messages of deliveristas denouncing having their bikes stolen in the streets. “I’ve personally gone to pick up friends beaten and mugged, without wallets, without phones, without the electric bike that I know cost them all of their savings.”
Ajche said that in addition to the coming laws this April, Deliveristas Unidos will continue to demand more security measures in bridges and tunnels, including better lighting, more emergency assistance terminals, and security cameras.
“The police have worked with us, but it’s also important to encourage the deliverista community to report these crimes, denouncing them can help the city recognize the scale of the problem, particularly in the bridges linking Manhattan and the Bronx,” he said. “A lot of drivers are too afraid to go to the police, to have to speak in English to an officer, and that feeds an atmosphere of impunity.”
Besides allowing opting out of crossing certain bridges and tunnels that can be dangerous, the distance limit law also represents a landmark victory for drivers who have long denounced being forced to ride excessively long distances and drive out to neighborhoods far away from their delivery areas.
A previous investigation by Informe Confidencial showed that by gamifying working conditions, delivery apps have found ways to push drivers to accept orders farther away. Couriers from DoorDash, UberEats, and Relay shared evidence of apps’ use of internal ratings to pressure drivers into accepting orders outside of their immediate delivery zones, tying access to work to acceptance of orders many miles away.
“Deliveristas led the way and we had their backs as lawmakers,” said Councilmember Justin Brannan (D-Brooklyn), who sponsored the bill allowing drivers to set maximum distances for orders. “That’s how real change gets made. You listen to the people who are the most impacted by a problem and then you craft legislation to make it right. I was so proud to be a part of it.”
Under the new legislation coming in April, apps will also need to inform deliveristas about route details, including estimated time and distance per trip.
In a recent investigation by Informe Confidencial, drivers provided evidence of a complete lack of information about orders across platforms like Relay. “You don’t even know where you’re going until you’ve already accepted the order,” said a Relay Mexican indigenous driver, who remained anonymous due to fear of retaliation. “They don’t tell you anything.”
In a few months, delivery platforms will also be mandated to pay drivers at least once a week, without charging payment processing fees. Additionally, after six deliveries, tech companies will be required to provide deliveristas with free insulated bags.
Lastly, one of the most anticipated bills in City Council’s legislative package will roll out early next year, setting minimum pay standards for app couriers, similar to those already enjoyed by ride-hailing app drivers. Even accounting for average tips, delivery workers’ estimated $12 wage sits well below New York City’s $15 minimum wage, according to the study by Workers Justice Project and Cornell University. In a statement, DCWP said that the city is currently conducting a minimum wage study to determine what the new minimum rate will be.
“Access to the bathroom, safety on the road, reliable and fair pay, these are all rights that should never have been denied, but it took the courageous organizing of Los Deliveristas Unidos to secure them today,” said NYC Comptroller Brad Lander, who as Council member introduced the bill that will set minimum pay standards.
“We’re aware that these new laws will take time to be implemented, so we go step by step,” said Ajche. “But even now, these two initial laws and the ones coming in soon have made such a difference.”
Ajche and Escalante said that besides an increasing number of restaurants already allowing deliveristas to use the restroom, some customers now leave thank you notes outside their doors, offer water bottles to couriers, and offer to come down for their orders. “It’s about awareness as much as it’s about the law,” said Escalante. “It’s about having New Yorkers realize that we’re human too, having them grow their empathy for the kind of work that we do day in and day out.”
A National Movement?
As delivery workers, activists, and representatives celebrated the implementation of bathroom access and tip transparency measures this past weekend, members of Deliveristas Unidos said that outreach is their priority to inform more workers of their newly-obtained rights.
A “know-your-rights” resource page in English, Spanish, Bangla, and Chinese is now live on DCWP’s website, and beginning January 24, workers will be able to file complaints about apps that don’t provide required payment disclosures or restaurants that don’t provide bathroom access via email () or by calling 311 and asking for “Delivery Worker or Employer Assistance.”
Besides an upcoming series of street coffee breaks across New York City to educate workers about the new laws and safety on the streets, Deliveristas Unidos’ recent know-your-rights Facebook Live seminars gathered thousands of views online. “We’re doing everything we can to let deliveristas know about our new rights,” said Ajche. “Change is always scary and if drivers don’t think they can confidently ask for the restroom or a breakdown of their income, these laws will only exist in theory.”
Escalante said that many drivers continue to fear asking for basic protections, such as restroom access and detailed payment disclosures, thinking this will result in deactivation from delivery apps. “We woke up today with new laws and hopefully a new way of thinking about our rights,” he said. “We were invisible for so long, and we dealt with these injustices for so long, that now we have to make sure the deliverista community can move past that fear, denouncing restaurants and apps that don’t comply.”
While Representative Ocasio-Cortez amplified Deliveristas Unidos’ recent organizing victory on social media and Senator Chuck Schumer vowed to steer federal infrastructure funds to build rest areas for New York City’s delivery workers, larger questions about gig workers’ overall employment classification linger across the country.
Both Ocasio-Cortez and Schumer pointed to how the recently passed local laws protecting delivery workers’ rights can potentially result in national waves.
“We need to make sure that New York City is a counterpoint to what happened in California,” said AOC, referring to Proposition 22, a state ban on gig workers being recognized as full-time employees that resulted from a multimillionaire lobbying campaign bankrolled by tech companies such as DoorDash and Uber. “In California, big money and tech apps organized to make sure that workers got less than they need, that they weren’t recognized as legitimate workers.”
The New York Representative congratulated Deliveristas Unidos for “showing there’s another way” to “stand up and organize for basic needs,” denouncing apps for extracting full-time employment obligations from independent contractors without basic benefits. “Everything changes when working people recognize how much power they have.”
Calling delivery drivers “hard-working people who just want a better life” and a “model for the whole city,” Senator Schumer celebrated the new legislation and emphasized the importance of educating the public about the needs of gig workers and grassroots organizations like Deliveristas Unidos.
“The new laws that go into effect tomorrow to help protect our 65,000 delivery workers!,” tweeted Schumer later on Sunday. “Next we are working for hubs for delivery workers to charge bikes, rest, shelter from the cold!”
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As these local reforms come into effect over the following months, members of Deliveristas Unidos said they will keep fighting to ultimately obtain full employment protections. “We will continue to fight until this city and the companies recognize us as the union we already are,” tweeted Deliveristas Unidos leader Antonio “Toño” Martínez Solís shortly after the weekend rally.
“Being an independent contractor is very hard because it means no one looks out for you if you get into an accident or get sick,” said Ajche. “By hiring us like that, the platforms are avoiding so much of their responsibilities to us.”
Ajche said Deliveristas Unidos is increasingly looking at state and federal legislation in addition to local measures, such as the federal Protect the Right to Organize, or PRO Act, which would grant full employment rights to independent contractors nationwide. “The city giving us these rights means the world,” said Ajche. “But when we think about the state and the country, so much more can be done to hold apps accountable.”
“I only know one thing,” said Ajche. “Only together we can keep bringing about real change.”
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JGR