Martha Daniela Guerrero
La noche del 29 de marzo, el repartidor Francisco Villalva Vitinio recibió un disparo mortal en East Harlem alrededor de las 11 p.m. La trágica muerte de Vitinio ha causado indignación entre los conductores de la ciudad de Nueva York, quienes dicen que las condiciones de trabajo en las aplicaciones de reparto como DoorDash, UberEats y Relay, continuamente ponen en riesgo sus vidas y los despojan de derechos esenciales.
Según la policía y amigos de Vitinio, el joven de 29 años que emigró de Guerrero, México hace diez años, estaba tomando un descanso entre pedidos para la aplicación de entrega DoorDash en una banca del parque Poor Richard’s Playground. Mientras se preparaba para comer, un hombre con una pistola lo abordó y le exigió a que le entregara su bicicleta.
Después de que se negara a entregar su instrumento de trabajo — las bicicletas eléctricas son un medio de vida costoso y no asegurado para los repartidores — el hombre le disparó a Vitinio, hiriéndolo en el abdomen y el cuello, y quitándole la vida.
“Francisco trabajaba muy duro porque tenía una meta”, dijo el primo de Vitinio, Mario Estrada. “Estaba construyendo una casa en México para poder casarse con su prometida.” Estrada dice que Vitinio perdió su trabajo en un restaurante cuando comenzó la pandemia y había estado recorriendo la ciudad en bicicleta el último año, trabajando para DoorDash y UberEats.
El difunto trabajador enviaba la mayor parte de su sueldo a casa, y cuando la abuela de Vitinio murió hace un par de meses en México, pagó todos los gastos del funeral. “No se merecía una muerte tan absurda y espantosa”, dijo Estrada. “Es una injusticia inmensa”. Se creó un GoFundMe para la familia del fallecido repartidor, que ahora debe organizar los servicios funerarios para Vitinio, quien acababa de hacer lo mismo para su abuela.
Por desgracia, la muerte de Vitinio encarna una tendencia más amplia de robos de bicicletas eléctricas que se ha intensificado durante la pandemia. Según datos policiales obtenidos por el New York Times, los robos han aumentado de 166 en 2019 a 328 en 2020.
Gustavo Ajche, repartidor y líder de “Los Deliveristas Unidos”, un grupo en expansión de conductores migrantes que presionan por salarios justos, mejores condiciones de trabajo y protecciones esenciales, dice que el robo de bicicletas es una preocupación diaria para los conductores de reparto. “Se convierte en una doble amenaza para tu seguridad cuando alguien intenta hacerte daño para robarte la bicicleta y para tus ingresos porque no puedes trabajar sin ella”, dijo Ajche.
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Los repartidores afirman que las últimas semanas han sido especialmente alarmantes en cuanto al robo de bicicletas. “Hemos estado viendo más de quince robos por semana”, dijo César Solano, creador de El Diario de los Deliveryboys, una página de Facebook con más de 12,000 seguidores que informa sobre accidentes, lesiones y muertes de repartidores.
Solano asegura que los robos se han vuelto cada vez más violentos, con múltiples conductores golpeados o amenazados a punta de pistola. “Se ha pasado de cortarnos los candados mientras subimos a entregar una orden a matarnos por una bicicleta”, dijo Solano. “Cada día me da más miedo salir a trabajar a la calle”.
Sin embargo, la creciente ola de robos de bicicletas eléctricas no es el único problema. Repartidores, activistas, y funcionarios públicos afirman que las aplicaciones exponen conscientemente a los conductores a condiciones peligrosas sin ofrecer ninguna protección o beneficio, todo para aumentar sus ingresos. “Las aplicaciones como UberEats, DoorDash e Instacart no ofrecen protecciones, salarios decentes, licencias por enfermedad pagadas y otros beneficios que todos los trabajadores necesitan y merecen”, escribió Brad Lander, miembro del Consejo de la ciudad de Nueva York, en un tweet. “Protecciones y beneficios que Francisco necesitaba y merecía”.
La precaria relación de los repartidores con sus bicicletas eléctricas ofrece una visión del modelo más amplio que siguen las aplicaciones de reparto. Un modelo que prioriza el recorte de costos laborales y asegura que no haya obligaciones por contrato para conductores que trabajan hasta setenta horas semanales por alrededor de 500 dólares.
Ajche afirma que, dado que se espera que los conductores cubran por completo el costo de trabajar y dado que no existe un seguro de las aplicaciones en caso de robo o asalto, la pérdida de la bicicleta puede significar semanas o incluso meses sin paga. Como contratistas independientes, los conductores de reparto gastan hasta 3,500 dólares en bicicletas eléctricas y baterías, además de pagar estacionamiento, estaciones de carga para sus baterías, equipo de protección, y mochilas aislantes para llevar la comida. En unos segundos, toda esta inversión puede desaparecer si alguien decide robarles, hacerles daño o, en el caso de Vitinio, matarlos por su bicicleta.
“Trabajamos sin las prestaciones ni las protecciones más básicas porque las aplicaciones se aprovechan de la extrema necesidad de los repartidores”, afirma Ajche. “No ofrecen ningún apoyo, ninguna red de seguridad, ningun reconocimiento del trabajo esencial que hacemos”. Para Ajche y otros miembros de Deliveristas Unidos la muerte de Vitinio personifica la extrema vulnerabilidad de los repartidores, quienes deben evitar cada día robos de bicicletas y asaltos récord, sin dejar de hacer su trabajo. “Venimos a este país a trabajar”, dijo Estrada, que también es miembro de Deliveristas Unidos. “Francisco vino a Nueva York a trabajar duro por una vida mejor para él y su familia, no a que lo mataran en un parque porque no quiso entregar su propia bicicleta”.
DoorDash optó en un primer momento por negar por completo que Vitinio estuviera trabajando para la aplicación en el momento de su muerte. Sin embargo, familiares accedieron al teléfono del conductor fallecido y encontraron una notificación de incumplimiento de contrato por parte de la empresa, diciendo que no había entregado un pedido. Los repartidores que estuvieron en contacto con Vitinio dicen que es muy probable que haya aceptado un pedido antes de recibir los disparos.
DoorDash ha seguido distanciándose del trágico incidente, y dado que la empresa no está obligada a revelar ninguna información sobre sus conductores, sus declaraciones públicas se han centrado en ofrecer sus condolencias y en señalar a futuras investigaciones criminales de la policía de Nueva York.
Además de una serie de vigilias el martes, el viernes y el domingo, los miembros de Deliveristas Unidos se montaron en sus bicicletas el domingo 4 de abril, exigiendo trabajos más seguros y mejor pagados en las aplicaciones de reparto. Exigieron una investigación real sobre el asesinato de Vitinio y mejoras en las condiciones precarias de trabajo para los conductores, las cuales dicen contribuyeron a la muerte del trabajador mexicano.
Durante la manifestación, que comenzó en la calle 108 y la tercera avenida, el sitio del asesinato de Vitinio, los trabajadores dijeron que han sido víctimas de robos de bicicletas, asaltos violentos y condiciones de trabajo inseguras durante la pandemia. Los miembros de Deliveristas Unidos denunciaron los salarios extremadamente bajos y la falta de acceso a equipo de protección, baños, y lugares donde refugiarse del clima extremo.
Ligia Guallpa, directora ejecutiva del Proyecto de Justicia para los Trabajadores -una organización comunitaria que ha estado trabajando con Deliveristas Unidos durante los últimos meses- dice que Vitinio es otro nombre en una larga lista de muertes de tráfico, asaltos y ataques que han matado a docenas de conductores. El año pasado, al menos la mitad de las muertes de ciclistas en la ciudad de Nueva York eran repartidores que estaban trabajando.
“Los repartidores de comida se están levantando para exigir justicia”, dijo Guallpa. “Estamos pidiendo a la policía de Nueva York y al fiscal del distrito de Manhattan que investiguen este crimen, pero también muchos otros crímenes sin resolver que han causado la muerte de decenas de trabajadores de reparto de comida como Ernesto Isidoro Guzmán, Alejandro Santos Escamilla, Victorio Hilario Guzmán, Adrián Coyotl, Michael Basurto Larino, y muchos otros.”
Mientras miembros de Deliveristas Unidos homenajeaba a Vitinio, expresaron indignación por parte de repartidores que no se sienten seguros cuando trabajan. “Ya es suficiente, nos roban, nos asaltan y nos matan solo por hacer nuestro trabajo”, dijo Jonán Huerta, repartidor y líder de Deliveristas Unidos. “¿Cuántos más tienen que morir para que la policía y la ciudad nos protejan como trabajadores esenciales?”.
Huerta y Ajche anunciaron más tarde la próxima marcha de Deliveristas Unidos que tendrá lugar el 21 de abril a las 2 de la tarde desde Times Square para seguir protestando contra el robo de bicicletas, las malas condiciones de trabajo, la ausencia de prestaciones y la falta de acceso a baños y lugares para refugiarse.
“No nos vamos a quedar callados nunca más”, dijo Ajche. El conductor guatemalteco afirma que Deliveristas Unidos seguirá presionando a líderes en Nueva York hasta que su trabajo sea menos precario y tenga un salario justo. “Nos tratan como si fuéramos desechables y reemplazables”, dijo Ajche. “Pero no lo somos, somos seres humanos”.
Delivery worker Francisco Villalva was killed over his bike. Drivers in NYC demand justice and better working conditions
Martha Daniela Guerrero
On the night of March 29th, delivery worker Francisco Villalva Vitinio was fatally shot in East Harlem around 11 p.m. Vitinio’s tragic death has caused outrage among New York City drivers, who say working conditions across delivery apps such as DoorDash, UberEats, and Relay, continually put their lives at risk and strip them of essential rights.
According to police and Vitinio’s friends, the 29-year-old, who migrated from Guerrero, Mexico, ten years ago, was taking a break in between orders for delivery app DoorDash on a park bench in Poor Richard’s Playground. As he prepared to eat, a man with a gun accosted him and demanded that Vitinio give up his bike.
After he refused to surrender his working instrument — bikes are an expensive and uninsured source of livelihood for delivery workers — the man shot Vitinio, injuring his abdomen and neck, and taking his life.
“Francisco worked very hard because he had a goal,” said Vitinio’s cousin, Mario Estrada. “He was building a house in Mexico so he could marry his fiancé back home.” Estrada says Vitinio lost his job at a restaurant when the pandemic started and had been biking through the city the last year, working for DoorDash and UberEats.
The late worker sent most of his pay back home, and when Vitinio’s grandmother died a couple of months ago in Mexico, he paid for all funeral expenses. “He didn’t deserve to die such a senseless, gruesome death,” said Estrada. “It’s an immense injustice.” A GoFundMe was set up for the late driver’s family, who now must arrange funeral services for Vitinio, who had just done the same for his grandmother.
Vitinio’s death unfortunately represents a larger trend of e-bike robberies that have intensified during the pandemic. According to police data obtained by the New York Times, e-bike theft has surged from 166 in 2019 to 328 in 2020.
Gustavo Ajche, driver and leader of “Los Deliveristas Unidos,” an expanding collective of migrant drivers pushing for fair wages, better working conditions, and essential protections, says bike theft is a daily concern for delivery workers. “It becomes a double threat to your safety when someone tries to hurt you to steal your bike and to your income because you can’t work without one,” said Ajche.
Delivery workers say the last few weeks have been particularly alarming regarding bike theft. “We’ve been seeing over fifteen robberies per week,” said César Solano, co-creator of El Diario de los Deliveryboys, a Facebook page with over 12,000 followers that reports on accidents, injuries, and deaths involving delivery workers.
Solano says robberies have increasingly turned more violent, with multiple drivers beaten up or threatened at gunpoint. “It has gone from cutting our locks while we go up to deliver a meal to killing us over a bike,” said Solano. “Every day I’m more afraid to go out to work in the streets.”
However, a rising wave of e-bike thefts is not the whole story. Drivers, advocates, and public officials say delivery apps knowingly expose drivers to dangerous conditions while offering no protections or benefits of any kind, all to increase revenues. “Apps like UberEats, DoorDash, and Instacart fail to provide protections, decent pay, paid sick leave, and other benefits that all workers need and deserve,” wrote NYC Council Member Brad Lander in a tweet. “Protections and benefits that Francisco needed and deserved.”
Delivery workers’ precarious relationship to their e-bikes offers a glimpse into the larger model followed by delivery apps. A model that prioritizes lowering labor costs and ensuring there are no contractual obligations to drivers working up to seventy-hour weeks for around $500.
Ajche says that because drivers are expected to fully absorb the cost of working and there is no insurance from apps in case of theft or assault, losing one’s bike can mean weeks or even months without pay. As independent contractors, delivery drivers spend up to $3500 on e-bikes and batteries, in addition to parking, charging their bikes, and purchasing protective equipment and insulated backpacks to carry the food. In a few seconds, all that investment can simply disappear if someone decides to rob, harm, or in Vitinio’s case, kill them over their bike.
“We work without even the most basic benefits or protections because apps prey upon the extreme need of drivers,” said Ajche. “They offer no support, no safety net, and no acknowledgment of the essential work that we do.” To Ajche and other members of Deliveristas Unidos, Vitinio’s death embodies the extreme vulnerability of delivery workers, who are expected to avert record bike thefts and assaults every day, while still doing their job. “We come to this country to work,” said Estrada, who is also a member of Deliveristas Unidos. “Francisco came to New York to work hard for a better life for him and his family, not to get killed on a park because he wouldn’t give up his own bike.”
DoorDash first opted for a full denial that Vitinio was working for the app at the moment of his death. However, family members eventually accessed the late driver’s phone and found a breach of contract notification from the company, saying he had failed to deliver an order. Delivery workers who were in contact with Vitinio say it’s very likely he might have accepted an order before getting shot.
DoorDash has continued to distance itself from the tragic incident, and because the company is not obligated to disclose any information about its drivers, its public statements have focused on offering condolences and pointing to future criminal investigations by NYPD.
In addition to a series of street vigils on Tuesday, Friday, and Sunday, members of Deliveristas Unidos rode their bikes on Sunday, April 4th, asking for safer and better-paid jobs across delivery apps. They demanded a real investigation into Vitinio’s murder and larger improvements to the substandard working conditions of drivers, which they say contributed to the Mexican worker’s death.
During the rally, which began on 108th St and 3rd Avenue, the site of Vitinio’s murder, workers said that they have been victims of increased bike robberies, violent assaults, and unsafe working conditions during the pandemic. Deliveristas Unidos members pushed against extremely low wages and lack of access to protective equipment, a restroom, and places to shelter from extreme weather.
Ligia Guallpa, Executive Director of Workers Justice Project — a community organization that has been working with Deliveristas Unidos for the past few months as they organize — says Vitinio is another name in a long list of traffic deaths, assaults, and attacks that have killed dozens of drivers. Last year, at least half of cyclist deaths in New York City were delivery workers who were on the job.
“Food delivery workers are rising to demand justice,” said Guallpa. “We are calling on NYPD and the Manhattan District Attorney to investigate this crime, but also many other unsolved crimes that have caused the deaths of dozens of food delivery workers such as Ernesto Isidoro Guzmán, Alejandro Santos Escamilla, Victorio Hilario Guzmán, Adrian Coyotl, Michael Basurto Larino, and many others.”
As members of Deliveristas Unidos honored Vitinio, they expressed outrage among delivery workers who don’t feel safe when they work. “Enough is enough, we’re robbed, assaulted, and killed every day for doing our jobs,” said Jonan Huerta, driver and leader of Deliveristas Unidos. “How many more have to die before the police and the city protect us as essential workers?”
Huerta and Ajche later announced the upcoming Deliveristas Unidos march that will take place on April 21st at 2 pm in Times Square to continue to protest against bike theft, poor working conditions, no benefits, and lack of access to restrooms and places to shelter.
“We are not going to stay silent anymore,” said Ajche. The Guatemalan driver says Deliveristas Unidos will continue to pressure New York until their work is less precarious and has fair wages. “They treat us as if we were disposable and replaceable,” said Ajche. “But we’re not, we’re human beings.”
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