Solicitantes de asilo se enfrentan varios retos al llegar a la ciudad de Nueva York

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Martha Daniela Guerrero

Durante las últimas semanas, han llegado a la ciudad de Nueva York autobuses llenos de migrantes procedentes de estados fronterizos. Las autoridades locales calculan que en los últimos meses han llegado alrededor de 4000 solicitantes de asilo.

Desde abril, los gobernadores de Texas, Greg Abbott, y de Arizona, Doug Ducey, dos líderes republicanos conocidos por sus políticas anti-migratorias, han publicitado sus esfuerzos por enviar a cientos de solicitantes de asilo recién llegados a ciudades demócratas de la Costa Este, principalmente a Washington, D.C. 

Poco después de que la alcaldesa de D.C., Muriel Bowser, instara al gobierno federal a ayudar a “evitar que la gente sea engañada a subir a los autobuses” hacia la capital del país, el alcalde de Nueva York, Eric Adams, comenzó a disparar alertas sobre una “ola sin precedentes” de por lo menos 3000 migrantes que estaban llegando a la ciudad. 

Durante una entrevista con el presentador de Fox News, Sean Hannity, a principios de agosto, Abbot denunció “la hipocresía de estos líderes progresistas del noreste”, diciendo que Bowser y Adams estaban “en pie de guerra”. 

Después de enfrentarse a Adams a través de redes sociales, hace dos semanas Abbott finalmente confirmó que en un autobús que llegó a Manhattan el 5 de agosto viajaba “el primer grupo de migrantes transportados en autobús a la ciudad de Nueva York desde Texas.” 

“Creo que lo que está haciendo el gobernador Abbott es muy inhumano”, dijo Adams en una conferencia de prensa el 8 de agosto, acusando al mandatario republicano de “ponerlos en un autobús para un viaje de 44 horas, con muy pocos descansos, sin comida, sin dirección e información clara.”

Se reportó que Abbott contrató a empresas de seguridad privada para que escoltaran a los autobuses llenos de migrantes durante su viaje a la ciudad de Nueva York. 

Cuando empezaron a circular informes sobre guardias armados en los autobuses, el comisionado de la Oficina de Asuntos de los Inmigrantes de la Alcaldía, Manuel Castro, dijo que su oficina estaba “al tanto” de los esfuerzos de Abbott para evitar que los migrantes se bajaran de los autobuses antes de llegar a su destino final. 

Aunque los migrantes transportados a Nueva York y DC firmaron documentos en los que reconocían su traslado voluntario, Castro y Adams han puesto esta realidad en tela de juicio. 

“La gente está confundida en cuanto a por qué se les sube a los autobuses que se dirigen a la ciudad de Nueva York, algunos a menudo se van,” dijo Castro en una conferencia de prensa. “Se están quedando en otras ciudades y pueblos del país y nos preocupa que se les esté obligando o intimidando a quedarse en el autobús para llegar aquí a la ciudad de Nueva York”. 

Hasta ahora, Texas ha transportado un mínimo de 800 migrantes a la ciudad en al menos 15 autobuses. 

Siguiendo a otras autoridades locales, Adams ha prometido dar “refugio y apoyo” a “todos los solicitantes de asilo que lleguen a Nueva York”. Sin embargo, distintas desigualdades estructurales, obstáculos administrativos y retos económicos han obstaculizado la capacidad de la ciudad para cumplir esta promesa.

A medida que Nueva York depende cada vez más de organizaciones comunitarias y operadores de hoteles para personas sin hogar para proporcionar ropa, comida y refugio, su gestión de la llegada de los solicitantes de asilo ha evidenciado crisis simultáneas en materia de vivienda, control migratorio, prestaciones laborales y derechos humanos.  

Funcionarios fronterizos han inundado a organizaciones sin fines de lucro de Nueva York con citatorios judiciales para los solicitantes de asilo, poniendo a miles de migrantes en riesgo de incumplimiento e incluso deportación.

En los últimos meses, las organizaciones comunitarias de Nueva York han recibido más de 300 citatorios para que los solicitantes de asilo comparezcan en los tribunales de migración de Manhattan y el Bronx, así como en varias parroquias de la ciudad.

La cadena NBC 4 informó recientemente de que los citatorios no sólo se están enviando a direcciones no residenciales, sino que los funcionarios fronterizos están entregando a los migrantes papeles con direcciones falsas con caritas sonrientes dibujadas en lugar de firmas.

Dado que muchos de los migrantes con citatorios dirigidos a organizaciones sin fines de lucro de Nueva York todavía no han ingresado al estado, activistas y abogados han denunciado a las autoridades de la frontera sur por obstaculizar el proceso de solicitud de asilo y confundir a los solicitantes. 

Organizaciones locales como Catholic Charities recibieron cientos de citatorios y órdenes judiciales para migrantes con los que no tenían ninguna relación previa, y con los que simplemente no podían contactar. Si una persona que solicita asilo no comparece ante el tribunal, un juez puede emitir una “orden de expulsión por ausencia”, lo que significa que la persona quedaría sujeta a la deportación. 

“No sabemos qué es ni por qué lo hacen exactamente”, dijo Josh Goldfein, abogado del Homeless Rights Project de Legal Aid durante una reciente entrevista con City & State. “Tal vez alguien está tratando de ser útil y decir, ‘este es un proveedor de servicios en la ciudad de Nueva York.’ Si ese es el caso, entonces son simplemente incompetentes. Pero también podría ser algo más malicioso, ya sabes, mucho en el espíritu de lo que Greg Abbott ha dicho, como, ‘Nueva York piensa que está bien que la gente cruce la frontera, entonces que Nueva York lidie con ello.’”

Junto con citatorios judiciales que propician el incumplimiento de audiencias e incluso las deportaciones, Nueva York también ha visto cómo su sistema de albergues, el cual ya presentaba retos de espacio, ha sido llevado al límite por el flujo de migrantes. 

Como una ciudad con derecho al asilo, Nueva York está obligada por ley a proporcionar refugio a cualquiera que llegue antes de las 10 de la noche a un albergue. Sin embargo, en las últimas semanas, el gobierno de Adams ha tenido que responder a incidentes con varias familias que fueron rechazadas de albergues y obligadas a dormir en el suelo de los centros de procesamiento. 

En una ciudad en la que el 60% de la población son migrantes y sus descendientes, la llegada de solicitantes de asilo no es necesariamente un fenómeno nuevo. Sin embargo, activistas y abogados dijeron que el gran número de refugiados que llegan a través de Texas —  principalmente de América Central y del Sur, África central y Medio Oriente —  lo hacen en un momento en que el sistema de asilo de la ciudad está gravemente sobrecargado. 

Este verano, Adams respondió a preocupaciones sobre la disminución de la capacidad del sistema de albergues culpando a los refugiados. Sin embargo, aunque la población de los albergues lleva meses aumentando, algunos funcionarios municipales afirman que la llegada de migrantes no habría representado un punto de inflexión si los servicios sociales se hubieran gestionado adecuadamente. 

Varios problemas están detrás de un sistema de albergues cada vez más abarrotado, incluyendo protecciones estatales para desalojos que expiraron recientemente, rentas al alza, un aumento estacional de las familias sin hogar y tasas récord de desempleo local para residentes afroamericanos y latinos.

Además, mientras los proveedores de albergues siguen lidiando con los efectos de la pandemia, muchos han llegado al límite de sus líneas de crédito mientras siguen esperando pagos de la ciudad y se enfrentan a una escasez crítica de personal. 

“Es un poco falso decir que es sólo una cosa la que está impulsando esta crisis. Porque son varios factores,” dijo Catherine Trapani, directora ejecutiva de Homeless Services United. “Lo que sí podíamos anticipar era la necesidad de añadir más capacidad de albergue a medida que el censo iba subiendo.”

Los migrantes están llegando con sólo la ropa que llevan puesta, muchos de ellos hambrientos, deshidratados e incluso enfermos después de varios días de viaje desde los puestos de control de la frontera suroeste, según múltiples medios locales y activistas. Casi ninguno tiene las pertenencias o la documentación que trajeron en su viaje.

Si a ello se suman los citatorios dirigidos a organizaciones locales y un sistema de refugios atascado, es probable que los solicitantes de asilo llegando a la ciudad de Nueva York se enfrenten a amplios retos.

En las últimas semanas, se ha informado que cientos de migrantes han salido a buscar trabajo por toda la ciudad. Tras no conseguir empleo, la mayoría vuelve a albergues sin poder acceder a alojamientos más permanentes. 

Mientras los solicitantes de asilo siguen llegando en grandes cantidades, políticos locales tanto de estados fronterizos como de Nueva York se muestran más interesados en convertir a los migrantes en chivos expiatorios para justificar políticas controvertidas o eludir responsabilidades que en abordar plenamente sus necesidades y derechos.

Hoy, miles de migrantes procedentes de América Central y del Sur, África central y Oriente Medio enfrentan a Estados Unidos con su propia ambivalencia ante el derecho al asilo, evidenciada en actitudes de líderes como Adams y Bowser, así como con el creciente populismo anti-migratorio que figuras como Abbot han revitalizado.