En México se consumen 130 litros de leche y sus derivados por persona al año, sin embargo, se calcula que dos terceras partes de la población mundial es intolerante a la lactosa, mientras que 8 de cada 10 mexicanos padecen algún grado de intolerancia a la lactosa.
La intolerancia a la lactosa es una afección también llamada “absorción insuficiente de la lactosa”. Si una persona tiene malabsorción de lactosa, su intestino delgado produce concentraciones bajas de lactasa, la enzima que descompone la lactosa, y no puede digerir toda la lactosa que come o bebe.
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La lactosa que no se digiere pasa al colon. Las bacterias en el colon descomponen la lactosa y crean fluidos y gases. En algunas personas, estos fluidos y gases adicionales causan síntomas de intolerancia a la lactosa.
Sus principales síntomas son:
- Náuseas
- Vómito
- Diarrea
- Distensión abdominal
- Gases
- Cólicos
- Ruidos estomacales
La lactosa es un azúcar presente en la leche de mamíferos como la vaca, oveja, cabra o humana. Y en algunos productos lácteos como el queso, el yogur y la mantequilla.
A pesar de que el cuerpo no puede corregir la intolerancia a la lactosa, se recomienda seguir algunas acciones para no sentirse mal.
- Evitar el consumo de grandes porciones de leche y sus derivados.
- Preferir la leche deslactosada y baja en grasa, o en su caso leche de soya o arroz.
- Incluir en la dieta productos altos en calcio como brócoli, espinacas, frijoles, salmón, entre otros.
- Consumir probióticos, organismos vivos que se encuentran en el intestino y ayudan a mantener el aparato digestivo saludable.
