El idioma español está repleto de expresiones hechas, refranes, dichos… Por ejemplo, ¿conoces el refrán ‘Gato por liebre’? Al igual que este refrán, existen muchas frases que se han ido construyendo a lo largo de los siglos y que puede que no tengan un significado evidente.
De acuerdo con la RAE, una expresión es: “Palabra, locución o conjunto de palabras sujetas a alguna pauta”. Por eso, a continuación, te explicaremos el origen del dicho ‘Dar gato por liebre’.
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Significado de la frase “Gato por liebre”
En primer lugar, ¿sabes qué significa ‘Dar gato por liebre’? Esta expresión significa que se ha engañado con mala fe, es decir, que se ha producido un engaño a propósito. Se dice especialmente cuando se quiere vender algo a alguien por una cantidad superior a la que realmente tiene. Cuando vendes algo con un precio muy superior al que tiene en realidad se dice que “estás dando gato por liebre”.
De acuerdo con el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (RAE) define a la liebre como un “mamífero del orden de los lagomorfos, de pelaje suave y espeso, (…) parecido al conejo, pero con orejas y patas más largas, de carrera muy veloz, que vive preferentemente en las llanuras y cuya carne es apreciada”.
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Esta expresión surgió en la Edad Media. Existía la creencia de que en las tabernas, posadas, mesones y puestos ambulantes se servía carne de gato, pero se la hacía pasar por carne de liebre, conejo o cabrito, que era mucho más valiosa. Literalmente se les daba “gato por liebre”. Esto ocurría porque el aspecto físico de estos animales una vez desollados eran similares, al igual que su sabor, por lo que muy pocas personas eran capaces de darse cuenta de lo que estaban comiendo.
Estas tabernas anuncian “platos de liebre” a un precio alto, y sin embargo, todo el mundo sabía que estaban dando gato para comer, y no liebre. También era común que los viajeros que paraban en estas posadas utilizaran la siguiente expresión: “Si eres cabrito, mantente frito; si eres gato, salta al plato”.
Esta práctica era tan común que pronto la expresión abarcó un significado mucho más amplio, más allá del engaño culinario. Incluso la literatura del Siglo de Oro dejó varias referencias de esta expresión, por ejemplo, el mismísimo Francisco de Quevedo la utilizó en alguno de sus escritos.
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LM