No hay datos específicos ni concretos de porqué se celebra cada agosto, sin embargo, se cuenta que la mundialmente famosa botana a base de papas llegó a Europa gracias a España y Pedro Cieza de León quien la introdujo en Sevilla en 1560 tras ser cultivada durante 8 mil años por el pueblo Inca en Perú.
Otro de los orígenes de este alimento en forma de bastón, se remonta a Bélgica y Francia. En realidad, se trata de una pelea histórica que continúa al día de hoy.
Por un lado, los franceses aseguran con orgullo y certeza que fueron ellos quienes inventaron este plato. A fines del siglo XVIII en pleno corazón de París, se instalaron los vendedores de papas fritas que las elaboraban a la vista de sus clientes dentro de braseros y sartenes. Cocinaban sólo con aceite.
A su vez, los belgas reclaman su autoría. La única diferencia radica en la cocción que se divide en dos etapas. Primero, las cocinan en aceite y, luego, con grasa animal.
El uso de la papa como alimento se inició hace aproximadamente 7.000 años en la región andina de América del Sur, que comprende Perú y Bolivia, donde había muchos cultivos y de todas las variedades. Con el paso del tiempo, su popularidad se extendió por todo el mundo y se convirtió en un alimento básico en la mayoría de los países.
De cualquier manera, este alimento es aún más perfecto cuando se lo combina con algún aderezo, como mayonesa, ketchup, mostaza, entre otros. Aunque también resulta ser un buen acompañante de la milanesa ya sea de carne o pollo o de una hamburguesa. Y es tan versátil que además tiene otras formas: noisette, rejilla, españolas, rústicas o crinkle.
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LM
