Chemsex: ¿qué es? ¿deberías practicarlo?

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¿Qué es Chemsex? Sin duda una palabra de moda, seguro la has escuchado por ahí o hasta te has animado a practicarlo. Y dicen que en la guerra y el amor (cámbiale esta palabra por “sexo”) todo se vale, y el uso de sustancias estimulantes no debería ser la excepción. Por eso, la moda del chemsex o el consumo de drogas (legales e ilegales) durante las relaciones sexuales es una práctica cada vez más común. Platicamos con Isachar Villa, sexólogo y educador experto, que ha participado en diversos foros de género y ansiedad sexual. El especialista analizó los pros y los contras del llamado chemsex o “sexo químico”, cuyo origen viene justo de la fusión de las palabras “chems” (derivada de chemicals) y sex (sexo).

¿Chemsex, qué es?

Básicamente es el consumo de drogas con fines de obtener mayor placer sexual. Se supone que con la sustancia correcta, las sesiones de sexo pueden prolongarse por varias horas (y hasta días, así que mejor ve avisándoles a los del motel que no saldrás en una semana del cuarto)

Esta práctica cada vez más común, involucra el uso de sustancias para incrementar el placer sexual, ¿le entrarías?

¿Qué se usa para el chemsex?

Las sustancias más relacionadas con el chemsex son la metanfetamina, la cocaína, los poppers y la medicina para la disfunción eréctil con el viagra. Además, dentro del chemsex light, la marihuana y el alcohol son recurrente si más bien eres discreto en cuanto al uso de las drogas. “El estimulante más usado (entre comillas) es el alcohol; cada sustancia afecta el desempeño y la reacción individual de formas diferentes, por ejemplo la cannabis es relajante y altera la percepción de lo que sientes, pero hay otras drogas que generan más euforia, y provocan más deseo sexual”, asegura el experto.

¿Se vale tener sexo bajo el influjo de una sustancia para obtener más placer?

“Claro, es válido pero hay que considerar los riesgos que puede haber y también asumir la responsabilidad, entender que en el sexo todas nuestras acciones conllevan algo a posteriori. Siempre es importante considerar estos riesgos, que son caer en prácticas de riesgo como no usar protección (gran parte de los practicantes masculinos del chemsex tienen o están riesgo de infecciones como hepatitis C o VIH, según apuntó recientemente el Ministerio de Sanidad de España), tener encuentros sexuales indiscriminados donde hay riesgo de la integridad física o volverse dependiente del uso de drogas para tener sexo. En general el uso de sustancias te ayudan a desinhibirse y eso si bien es placentero, conlleva riesgos”, reconoce el especialista. “El uso habitual de drogas para tener sexo, hace que luego no concibas la idea de tener sexo sin usar un estimulante químico”, agrega el sexólogo. En la comunidad gay el uso de poppers es muy común porque el nitrato de amilo facilita la relajación y genera que las relaciones sean más placenteras, pero el formato se ha trasladado a las parejas heterosexuales”, finaliza.

La pareja decidió volver a casarse luego del cambio de sexo del esposo.

¿Dependencia? Cuidado

Si bien el uso de cierta sustancia te puede volver un tigre en la cama, esta subcultura erótica ha creado una comunidad que sólo puede tener sexo cuando toma alguna droga y eso genera una dependencia: “El chemsex puede ser una muleta que apoya un problema que haya por ahí, por ello, se vale experimentar pero no abusar de la experiencia”, asegura el especialista entrevistado, que incluso reconoce que hay una moda entre personas jóvenes de usar viagra sin una necesidad médica detrás, tan solo por el placer que pueda dar la famosa pastillita azul. Y eso, también es chemsex de alto riesgo, como ya analizamos en este artículo donde se habla de las personas que utilizan medicina para la disfunción eréctil sin padecerla.

¿Hacerlo o no hacerlo?

Según un reporte de una encuesta online en Argentina en 2018 sobre el chemsex arrojó una estadística de que el 52% de los practicantes fueron mujeres heterosexuales y el 15% fueron hombres heterosexuales, lo que indica que la tendencia en América Latina bien va migrando de la comunidad gay hacia otros grupos.

En México, tenemos testimonios como el del doctor Ricardo Baruch, quien forma parte del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) y que en 2018 en un reporte del Foro Consultivo Científico y Tecnológico, AC, reveló un poco de la naturaleza de los practicantes del chemsex a nivel local: “Quienes llevan a cabo esta práctica no son adictos sino usuarios ocasionales de ciertas sustancias, pero también en esa población específica se necesita de servicios que mitiguen los daños para que estas personas puedan realizar actividades recreativas sin comprometer su estado de salud”, aseguró. Por otro lado, que Barcelona haya incorporado la actividad del chemsex como un problema de salud pública, puede ser muy revelador.

La decisión, como todas las de índole personal y sexual, es según tus gustos y necesidades, pero Isachar Villa, el experto convocado, aconseja evitar la práctica del chemsex de forma habitual y si se experimenta, que sea con una persona de entera confianza y no de forma casual con personas desconocidas.

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