Como quizá muchos lo pensaban y terminó por pasar, la victoria del Bayern Múnich sobre el Tigres, pero el gigante de Baviera mostró demasiado respeto al equipo de Ricardo “Tuca” Ferretti.
No es por demeritar al equipo felino, y es que competir con los equipos de la UEFA siempre ha sido complicado para las plantillas de las demás confederaciones, pues se sigue demostrando que con poco pueden sobrellevar el resultado, sin embargo, eso no quita el ser críticos, pues realmente Tigres nunca se vio con idea al frente y ni siquiera hicieron que Manuel Neuer se ensuciara el uniforme.
André Pierre-Gignac (Como en casi todos los partidos) fue el hombre participativo que se botaba, pedía la pelota y buscaba hacer transiciones con sus compañeros, pero ninguno jugó a su nivel, se vieron más concentrados en defender casi con los once atrás, el ya clásico “Tucamión”.
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A diferencia de los teutones que controlaron el balón y daban los pases a donde querían y como querían. La presión fue muy pobre de parte de los regiomontanos, si acaso algunas recuperaciones de balón tuvieron, pero ni siquiera eso sirvió para abrir algunos espacios, atacar o realizar aunque sea alguna llegada de peligro.
Aunque el Bayern Múnich tenía la baja de hombres importantes como Jérôme Boateng o Thomas Müller, sacaron esta victoria importante que los hace sumar un nuevo título, igualando el sextete que logró el Barcelona de Pep Guardiola en 2009.
Por lapsos del juego mostraron el futbol al que este equipo nos ha tenido acostumbrados con el paso de las temporadas, sin embargo, se vio de más el respeto que mostraron hacia Tigres, pues es normal verlos golear y apabullar a sus rivales con marcadores arrolladores, ¿Los vieron inferiores?.
Y es que tuvieron muchas llegadas a la portería de Nahuel Guzmán, pero no fueron esos intentos finos que este equipo nos tiene acostumbrados en otros partidos, donde anota más de lo que falla, hasta ahí quedó demostrado que el dominio era de un solo lado.
La polémica jugada de Robert Lewandowski en el gol que convertiría Benjamin Pavard fue la punta de lanza donde el Tigres se desinfló por completo y ya no supieron qué hacer, así como a muchos equipos mexicanos incluyendo la Selección Mexicana les hace falta saber manejar el escenario, ya que al estar en estas instancias importantes como ya ha sido una costumbre, suele causar pavor y cuando se ven en desventaja ya no saben qué hacer. Hace falta esa tranquilidad y cambiar la mentalidad derrotista que se viene arrastrando desde hace años, mientras no terminen por creérsela, seguiremos siendo el “ya merito”.
Sin quitar mérito, esta participación de Tigres en un Mundial de Clubes es histórica para un equipo mexicano, quieran o no podrán seguir llamándolos “equipo chico”, pero llegaron a donde ni los llamados “grandes” han estado.
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JGR