En conmemoración de la semana de la batalla de Puebla, traemos para ti unos datos básicos del emblemático y representativo platillo del Estado, las cemitas.
Se diferencia una cemita poblana de una torta común, por que la semita forzosamente lleva pápalo y cebolla, lo que le da un saborcito fresco, otros dos ingredientes imperdibles son el queso de hebra y el aguacate.
La puedes ordenar con la proteína de tu elección, la mayoría de las personas prefieren milanesa de res o pata de cerdo, pero también puede ser pollo, salchichas, jamón, entre otras, lo importante es que te la sazonen con sal, vinagre y aceite de oliva al final.
Se dice que la cemita poblana es prima hermana de la tortilla (mexicana) y el pambazo (español).
Historiadores mexicanos aseguran que el Estado de Puebla en 1696, pagaba como tributo a España cada dos meses, decenas de toneladas para las personas que pertenecían a la embarcación europea y que viajaban por el mar Atlántico y Pacifico.
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Es que la preparación de una cemita resulta poco costosa (solo lleva harina, agua, sal y ajonjolí), es abundante (mide aproximadamente 15 centímetros de ancho), se puede consumir fría y su duración es de aproximadamente ocho meses, lo cual la ha convertido en el pan ideal de los obreros y artesanos.
Es un platillo que se puede desayunar, comer o cenar.
Su nombre tiene origen en su ingrediente principal la harina, en ese entonces se hacía una práctica de mezclar harina de trigo con otra de baja calidad llamada acemite, la cual actualmente ya no existe, incluso la palabra está en desuso.
MGG