Con la llegada del Covid-19 y la cuarentena, ha provocado que miles de personas se queden en casa sin hacer suficiente ejercicio al pasar gran parte del día sentados o acostados, ocasionando fuertes consecuencias para la salud. Por esa razón es importante recordar que la inactividad y sedentarismo es un hábito que todas las personas deberían quitarse, ya que la actividad física puede salvar tu vida.
Sobre lo anterior la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha reconocido que la falta de actividad física es un factor de riesgo importante para aumentar el número de personas que enferman y la mortalidad prematura, sobre todo en esta crisis sanitaria que se vive mundialmente.
Te puede interesar: ¿Puedo hacer ejercicio en casa como un deportista internacional?
¿Por qué es importante hacer ejercicio?
Un estudio reciente basado en datos de más de un millón de personas indicaba que, si la práctica de actividad física fuera suficiente (entre 60-75 minutos por día de intensidad moderada), serviría para contrarrestar el incremento del riesgo de mortalidad que supone permanecer más de cuatro horas sentados al día.
Ayuda a perder peso. Hacer ejercicio es lo mejor que puedes hacer si buscas bajar algunas tallas de más, pues esto ayudará a quemar esas calorías de más, esto complementándolo con una dieta o plan alimenticio.
Eliminas el estrés y la ansiedad. El ejercicio, al ser un tranquilizante natural, reduce las tensiones, por lo que ayuda a las personas a relajarse y evitar crisis ansiosas.
Acelera tu metabolismo. Hacer actividad física no sólo quema calorías, pues de igual manera te ayuda a formar músculo y acelera el metabolismo, ayudándote a adelgazar.
Eleva tu calidad de vida. El ejercicio te ayuda a mantener una buena salud. Mantiene tu corazón fuerte y te ayuda a prevenir la osteoporosis.
Disminuyen riesgos de cáncer. Las mujeres que no se ejercitan, aumentan el riesgo a generar tumores malignos del sistema reproductivo y cáncer de mama, por lo que es importante hacer un espacio en la agenda y hacer un poco de ejercicio.
Ayuda a no envejecer. El ejercicio es la mejor píldora antienvejecimiento que existe, pues los corredores tienen entre un 25 y un 40 por ciento de posibilidades de reducir el riesgo de muerte prematura.
Reduce la presión arterial. Para los pacientes que sufren de hipertensión, mejora los marcadores de presión sistólica y diastólica, según comprobó un estudio publicado en Hypertension.
Reduce la posibilidad de diabetes. Cuando se hace ejercicio, también azúcar, ayudando así los riesgos de desarrollar diabetes al realizar algún deporte.
Es recomendado hacer más de 150 minutos de actividad física aeróbica moderada-vigorosa por semana y ejercicios de fortalecimiento muscular por lo menos dos veces a la semana.
De hecho, la OMS publicó en 2020 las nuevas directrices sobre actividad física y comportamiento sedentario en las que recomendaba encarecidamente la práctica de actividad física multicomponente de intensidad moderada o intensa tres o más días a la semana, esto ante la pandemia de Covid-19.
Esto incluye la realización de ejercicios para la mejora de la resistencia cardiovascular (como, por ejemplo, caminar) con el entrenamiento de fuerza y el equilibrio.
Te puede interesar:
Seguir leyendo: 7 pasos para crear nuevos hábitos en 7 días
¿Qué provoca la inactividad y sedentarismo?
Entre las consecuencias que puede traer a las persona que no realiza suficiente actividad física para los adultos mayores, es la disminución en la capacidad de realizar actividades cotidianas aumenta el riesgo de caídas y se pierde independencia y calidad de vida.
La vida sedentaria también empeora los problemas crónicos de salud, incluida la hipertensión, las enfermedades cardiovasculares y cerebrovasculares, la diabetes, la depresión y la demencia.
Permanecer inmovilizado periodos tan cortos como cinco días, hasta para los jóvenes, reduce hasta 4% la masa muscular, 9% la fuerza y hasta 10% nuestra capacidad cardiovascular.
Por si fuera poco, se ha comprobado que el reducir el número de pasos diarios durante 14 días, eleva el riesgo de enfermedad metabólica futura y resistencia a la insulina, típicas de la diabetes tipo dos y la obesidad.
AE
