A la gente no le gusta que le digan las cosas directas. Menos si viene de un extranjero. Peor aún, si el extraño, es del gabacho.
Pero hay historias que crecen, se intuyen, se realizan a través de un trabajo que se fundamenta en una profesión.
Howard Campbell es un estudioso del ser humano. Se enamoró de México y de las circunstancias que lo envuelven.
El antropólogo tuvo que vagabundear en Juárez. Recopilando historias orales, entrevistaba, a veces observaba.
Pero siempre exploró entre las distintas formas en que la violencia y el abuso se reflejaron en las calles, barrios y cantinas, donde la droga pululaba.
No busca el protagonismo. Y no lo sigue buscando. Por la misma razón publica sus libros y no tiene una agenda de presentación como algunos oportunistas que venden miles de libros para relacionar el crimen con el espectáculo o cualquier narco que cae a manos del mundillo noticioso.
Al contactarlo para platicar sobre su nuevo libro, “Downton Juárez: Underworlds of violence & abuse”, via email, accede gustoso y responde cordial.
A continuación se comparte una serie de preguntas y respuestas, una entrevista –reflexiones, dice el autor–, acerca de un libro que se publicó en noviembre de 2021, pero que sin duda marcará una pauta sobre lo que se sabe de la frontera entre México y Estados Unidos.
Reportero (R) – En primer lugar me gustaría saber cómo se interesa por estudiar Ciudad Juárez y la violencia que le envuelve.
Howard Campbell (HC) – Yo vine a Juárez por primera vez en 1985 y a partir de 1991 radico en El Paso. Pero sinceramente, siempre me ha llamado más la atención Juárez que El Paso, porque Juárez es una ciudad más dinámica, más compleja y en mi opinión más interesante que su ciudad vecina.
Me propuse estudiar la violencia porque es el problema más importante que enfrenta esta frontera, más que el Covid-19, la pobreza, la migración masiva o los problemas ambientales. Aparte de eso, tengo muchos amigos y parientes políticos en Juárez y en ese sentido los problemas de Juárez me afectan indirectamente.
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R – He visto en una entrevista publicada por El Paso Matters, que conforme a su investigación, usted apunta a que el fenómeno de la violencia de Juárez va más allá del trato que se le ha dado históricamente y lo observa como una situación más compleja de la que se ha venido haciendo creer a la gente. Usted señala que existen varios factores que conducen a cierta normalización del abuso y la degradación ¿puede comentarme al respecto?
HC – En mi opinión como antropólogo, hay una tendencia en la academia (y también en la opinión pública) de simplificar o reducir las explicaciones de la violencia en Juárez a un solo factor o dos, ya sea el crimen organizado, la corrupción gubernamental, la impunidad, la venta de armas, el ejército, la Policía, la hegemonía de Estado Unidos sobre México, las inequidades de la industria maquiladora, el feminicidio, el neoliberalismo u otros factores.
Yo sugiero, en cambio, que tenemos que entender el impacto individual de cada uno de estos factores y a la vez entender como interactúan estos factores sociales de manera que se convierten en un problema aún más grave. Esa mezcla de causas sociales crean lo que yo llamo la “violencia sinérgica”, que es un concepto teórico que manejo.
Según mi análisis, esa violencia sinérgica produce la normalización de la violencia y el abuso de las personas. Siguiendo esa lógica, la violencia constante de Juárez se reproduce mientras las víctimas de violencia y abusos sociales se convierten en victimizadores.
Esto es muy parecido a lo que la gran filósofa alemana, Hannah Arendt, llama “the banality of evil” o sea la banalidad del mal.
R – Dice usted haber utilizado un método de “vagabundeo con propósito”, para encontrarse con sus fuentes y definir de manera más cercana los fenómenos que se presentan en Ciudad Juárez. ¿Qué se ha encontrado en este camino?
HC – El método de “vagabundear” que uso me ha puesto en contacto con mucha gente, ya sea en cantinas de mala muerte, tianguis populares, calles y colonias abandonadas o aisladas, que no hubiera conocido si me hubiera impuesto una metodología más tradicional de entrevistas formales.
R – El consumo de drogas, la venta de armas, el cierre de puentes industriales, la influencia de la industria maquiladora, la vida de los trabajadores de bares, son temas que también aparecen en su libro. ¿Desde qué perspectiva se abordan?
HC – Los temas de drogas, adicción, venta callejera, el desempleo, el maltrato físico, la decadencia y la desesperación, se abordan desde la perspectiva de cómo se manifiestan esas cosas en las vidas de las personas perfiladas en el libro.
R – En la entrevista que concedió a El Paso Matters, llama la atención su postura sobre los feminicidios. Usted señala que si bien en un principio se dieron casos sistemáticos o seriales, hay también hoy asesinatos de mujeres que se debieron a problemas generales, que también enfrentan los hombres. ¿Pudiera comentar al respecto?
HC – La relevancia de mi argumento en cuanto al problema de los feminicidios es que como analistas sociales, necesitamos expandir nuestro entendimiento de la violencia de género más allá de las ejecuciones de mujeres que llamamos “feminicidio” y entender las múltiples y cotidianas formas de maltrato a las mujeres.
O sea, que no se puede separar el uno del otro. Las investigadoras feministas lo saben perfectamente, pero a veces esa complejidad se pierde en el discurso político.
R – Con los acontecimientos registrados en este inicio de año, donde 11 mujeres han sido asesinadas en enero, ¿qué observa desde su perspectiva y conocimiento como antropólogo del caso Juárez?
HC – El problema específico de los asesinatos de mujeres ha sido estudiado y analizado por muchos años por estudiosas juarenses y otros, entre ellas Julia Monárrez. Lo trágico es que no ha habido nada de progreso en cuanto a la protección de las mujeres fronterizas.
Por más… ¿qué entendemos las raíces del problema? No hay avances en la creación de una sociedad equitativa de género.
Yo no tengo la solución. Pero sé que las soluciones tienen que estar basadas en cambios integrales de fondo en cuanto a educación, mentalidades, seguridad pública y oportunidades económicas entre otras cosas.
Solo así se podría avanzar en forma sólida y más allá de puros sueños o proyectos utópicos huecos y sin sustento.
R– ¿Qué les ha faltado tanto a las autoridades como a la comunidad para lograr salir adelante ante esta situación adversa? Han cambiado los gobiernos estatales y locales pero la violencia continúa. ¿Existe alguna salida a la inseguridad y violencia que se vive?
HC – Yo diría que la mayoría de la gente sabe cuáles son los problemas principales de violencia en Juárez y cuáles podrían ser algunas soluciones.
Yo solo quiero agregar que las soluciones deben ser binacionales. Ya sea que Estados Unidos, con la ayuda del gobierno mexicano, frenara mucho más la venta y tráfico de armas hacia México; que Estados Unidos reformara sus políticas migratorias para que muchos más mexicanos podrían cruzar y trabajar legalmente a Estados Unidos, tal vez con un nuevo y más justo Programa Bracero; que Estados Unidos dejara de botar miles de migrantes centroamericanos sin recursos y unos cuantos criminales a Juárez; que los dos gobiernos se pusieran de acuerdo con políticas nuevas orientadas a “arm reduction” y legalización de muchas drogas de autoconsumo; que Estados Unidos realmente trabajara conjuntamente con las autoridades para mantener un nivel mínimo de seguridad pública en Juárez en lugar de estar criticando a México constantemente.
Y así sucesivamente, en relación a ciertos temas económicos, de salud pública, turismo médico, etcétera. Soluciones binacionales. Obviamente todo esto suena casi imposible en estos momentos. Pero así como algún día vamos a sobresalir de la pesadilla del Covid-19, igual Juárez será una ciudad pacífica otra vez. El chiste es cómo y cuándo.
R – Finalmente ¿dónde se puede conseguir su libro? ¿Tiene programadas presentaciones para realizar en México?
HC – El libro se consigue por Amazon.com o por medio del University of Texas Press.
Este texto es original de El Norte Digital con quien Informe Confidencial tiene un acuerdo para publicarlo.
JGR