El sector inmobiliario enfrenta su depresión más prolongada de los últimos 20 años y con baja expectativa de recuperación a corto plazo, en gran medida, por la emergencia sanitaria de la pandemia del Covid-19, pero también por la falta de inversión y planificación de proyectos de infraestructura para reactivar la industria de la construcción.
De acuerdo con el informe “Situación Inmobiliaria México”, correspondiente al segundo semestre de 2020, el país está en medio de la peor crisis económica que ha vivido en su era moderna. Sin embargo, ante la crisis económica global, donde la incertidumbre, volatilidad y opciones especulativas abundan, especialistas consideran que los bienes raíces pueden representar un “activo refugio” que garantice rendimientos competitivos y mejore la orientación inmobiliaria de las propiedades.
“Estas inversiones también son una estrategia previsional y de formación de riqueza; en un momento donde se deben identificar áreas de oportunidad para ajustarse a este nuevo entorno hasta que se inicie una fase de recuperación en la economía”, asegura Leonardo González, analista Real Estate del portal inmobiliario Propiedades.com.
Los bienes raíces en Latinoamérica son uno de los activos de menor riesgo y de mayor estabilidad, la propiedad inmobiliaria es una inversión sólida y sostenida en el tiempo, especialmente en las grandes ciudades; además, son parte fundamental del portafolio de inversionistas.
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En el caso de México, en especial la Ciudad de México, la inversión inmobiliaria es una excelente opción por sus costos competitivos, su ubicación geográfica estratégica, su capacidad industrial, su fuerza de trabajo y la estabilidad de su mercado interno, entre otros factores. Por ejemplo, de acuerdo con la comercializadora inmobiliaria Quiero Casa, la compra de departamentos en la capital sigue resultando atractiva, gracias a los múltiples beneficios que significa, como la cercanía a centros de trabajo, lugares de entretenimiento y servicios, entre otros.
Por otra parte, la CDMX se ha mantenido en el primer lugar del Índice de Competitividad Urbana del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), que evalúa la capacidad de generar, atraer y retener talento e inversión, además de la oferta de los mejores servicios y correcta administración de los recursos. Asimismo, en esta gran urbe se concentran la mayoría de las empresas nacionales más importantes, la sedes de importantes consorcios internacionales y gran parte de la fuerza laboral del país.
Con un bien inmueble también se pueden obtener ganancias y beneficios a largo plazo, en especial con una construcción comercial, en donde además de representar una opción de inversión para iniciativa privada, genera oportunidades de empleo, alta rentabilidad a futuro y solidez en el mercado.
Si bien no es un producto o servicio de primera necesidad, es poco probable que el mercado inmobiliario se detenga; por el contrario, este mercado representa una excelente alternativa de inversión sólida, que puede arrojar ganancias – sea a corto, mediano o largo plazo- y con escasas posibilidades de pérdidas y un gran incentivo para la economía del país.
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