Sin soltar su oso de peluche y agitando la mano, un niño le grita a su mamá que no se vaya mientras la mujer lo acaba de dejar abandonado, en la frontera entre México y Estados Unidos.
Con una luna brillante y el río Bravo prácticamente seco, la noche del jueves luce perfecta para cruzar ilegalmente desde la mexicana Ciudad Juárez hacia la estadounidense El Paso, fuertemente resguardada por la patrulla fronteriza estadounidense.
El menor llega acompañado de una pareja y juega despreocupado hasta que la mujer lo lleva al territorio estadounidense.
Una periodista de la AFP fue testigo de que el menor asustado, empieza a gritar con desespero
“Tiene cinco años”, susurra la mujer a preguntas de la reportera antes de balbucear que los padres del menor están en Estados Unidos.
Al escuchar los gritos del pequeño, la mujer da unos pasos, pero lo acaba dejando solo.
¡Acá, acá! ¡No, no! ¡No te vayas, no!”, grita el niño, quien por momentos se queda sin voz por el esfuerzo para hacerse escuchar desde una elevación natural al otro lado del río.
Ante los gritos y el llanto del menor, miembros de la patrulla fronteriza se acercan a él, luego de unas breves preguntas suben al niño a una camioneta y se lo llevan del sitio.
La mujer ignora preguntas de la AFP sobre la nacionalidad del menor, quien sin embargo, por sus breves expresiones, parece tener acento mexicano.
En las zonas fronterizas se conoce de casos de mexicanos indocumentados en Estados Unidos que piden a familiares o a traficantes de personas que les lleven a sus hijos a la zona limítrofe para ellos recogerlos ahí.
Tras la llegada del demócrata Joe Biden a la presidencia de Estados Unidos, se ha multiplicado el número de migrantes que intentan cruzar ilegalmente desde México. Solo en abril fueron hallados 17.171 menores no acompañados.
Como parte de las medidas más flexibles adoptadas por Biden, los niños que llegan sin compañía permanecen en Estados Unidos, al contrario de los adultos que tras ser detenidos son deportados.
En abril se registraron 178 mil detenciones de indocumentados en la frontera con México, en su mayoría centroamericanos, la cifra más alta en 20 años, según autoridades estadounidenses.
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