Madre mexicana huía de su abusador; ella es una de los 13 migrantes que murieron en California

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La mexicana Carolina Ramírez Pérez huía de su natal Oaxaca, por la violencia doméstica que vivía por parte de su esposo, quien abusó de ella durante años y no le permitía recibir ningún tipo de visitas. Días antes envió a sus cuatro hijos a California con uno de sus hermanos con la esperanza de una mejor vida; sin embargo, el pasado 2 de marzo sufrió un aparatoso accidente en el que ella falleció. 

Durante el viaje con el que buscaba recuperar su libertad, la mujer de 32 años viajaba por la carretera State Route 115 en una camioneta SUV junto con otras 12 personas, pero después de romper una sección de la valla fronteriza entre Estados Unidos y México, su vehículo fue golpeado por un camión en el condado de Imperial, California. Todos los que iban a bordo murieron. 

Tras el accidente, Carolina dejó a cuatro hijos divididos entre ambos lados de la frontera. En Estados Unidos, dejó a dos niños uno de 10 y otro de 2 años de edad, así como a una pequeña de 5, quienes había enviado con su hermano poco antes de su intento por cruzar. Mientras que en México, se encuentra su hija de 14 años, que vive con su abuela. Ambas viajaron a Tijuana y se les concedió un permiso humanitario para asistir a los servicios funerarios en Los Ángeles.

“En medio de la violencia, lo único que quería hacer era tratar de encontrar la manera de sacar a sus hijos”, comentó Ramírez, hermano de Pérez, quien pidió ser identificado solo por su apellido por temor a represalias de su marido. “Ella estaba completamente dedicada a sus hijos”.

Carolina Ramírez Pérez huía de su natal Oaxaca, por la violencia doméstica que vivía por parte de su esposo; envió a sus hijos a Estados Unidos, pero durante su viaje para reencontrarse con ellos, murió en un accidente en California, donde murieron otras 12 personas.

Fue víctima de violencia doméstica 

Carolina Pérez creció en el municipio de Coicoyán de las Flores, Oaxaca, y hablaba español y mixteco. Cuando tenía 15 años, se casó con Martín López Ruíz, quién era 8 años mayor que ella, en un arreglo aprobado por su abuela, indicó su hermano.

Poco después de su matrimonio, abandonó la escuela preparatoria después de ser intimidada por estudiantes por estar casada.

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Años después de su matrimonio, Pérez y Ruíz cruzaron la frontera en busca de mejores oportunidades económicas y se instalaron en el condado de Santa Bárbara. Dejaron a una niña de 2 años al cuidado de la madre de la mujer.

Carolina dio a luz a un niño en Santa Bárbara. La mujer dijo que Ruíz la había abusado en México, pero que la violencia empeoró en California y un día ella lo denunció a la policía.

Carolina Ramírez Pérez huía de su natal Oaxaca, por la violencia doméstica que vivía por parte de su esposo; envió a sus hijos a Estados Unidos, pero durante su viaje para reencontrarse con ellos, murió en un accidente en California, donde murieron otras 12 personas.

Según el Departamento de Policía de Santa María, en diciembre del 2012,  las autoridades recibieron una llamada por una pelea doméstica. La víctima dijo a los funcionarios que estaba preparando una comida cuando Ruíz entró y que podía decir que había estado bebiendo. Él se enojó y la pateó, lo que la hizo caer al suelo y amenazó con matarla si llamaba a la policía, dijo. 

Ruíz fue arrestado y acusado de agresión, de amenazas criminales y de disuadir a un testigo mediante amenazas. Unos días después, un juez emitió una orden de restricción en su contra.

Posteriormente, Ruíz fue condenado en febrero de 2013 por disuadir a un testigo y, al mes siguiente, se le concedió el regreso voluntario a México, según Alexx Pons, portavoz del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos.

Pérez se quedó en California con su familia. Su esposo la llamaba frecuentemente para que regresara a México con él. Comenzó a amenazar con quitarle a su hija que se encontraba con su madre y también con lastimar a su suegra, dijo Ramírez. 

“Carolina sabía que él era muy violento y tenía miedo de que esto fuera real, de que realmente lo hiciera”, agregó.

Carolina regresó con su hijo nacido en Estados Unidos, instalándose con Ruíz y su hija. Pero el abuso no terminó, dijo su hermano.

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El hombre golpeaba a su hija y la encerraba en su casa, no la dejaba salir ni para ir a la tienda, comentó su hermano. Ramírez la veía de vez en cuando y ella le mostraba los lugares donde decía que Ruíz la había golpeado.

Sin embargo, tuvo otros dos hijos con su esposo. En un momento, la hija mayor volvió a vivir con su abuela.

El plan para escapar 

Tras todo este infierno, finalmente a finales de enero pasado, Pérez y sus tres hijos que vivían con ella, viajaron a la frontera. Los niños cruzaron primero, luego ella se preparó para el viaje.

Se comunicó por WhatsApp con su hermano en las horas previas al accidente. La última vez que le escribió fue casi a la 1 de la madrugada. del 2 de marzo, cuando dijo que creía que estaba a punto de subirse a un automóvil para cruzar. “Le envié un mensaje: Cuídate mucho”, dijo Ramírez, pero ella nunca vio el mensaje.

Ramírez esperaba saber pronto si su hermana había logrado cruzar, pero no escuchó nada. Se puso en contacto con una persona que la había estado ayudando y finalmente le dijeron que el automóvil se había impactado.

Carolina Ramírez Pérez huía de su natal Oaxaca, por la violencia doméstica que vivía por parte de su esposo; envió a sus hijos a Estados Unidos, pero durante su viaje para reencontrarse con ellos, murió en un accidente en California, donde murieron otras 12 personas.
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Cynthia Santiago, abogada que representa a la familia, sostiene que el padre de los niños es una amenaza para ellos. Han estado recibiendo ayuda de CIELO, una organización indígena en Los Ángeles, para realizar los servicios funerarios. GoFundMe ha recaudado más de $8.000.

“Tratamos con estas historias todos los días, pero no todas llegan a las noticias”, comentó la cofundadora de CIELO, Odilia Romero. “Creo que lo que la gente debe entender es que no migramos por elección”.

Con información The San Diego Union Tribune

AE