Un país dividido, una crisis sanitaria por la pandemia de Covid-19, así como el aislamiento mundial de Estados Unidos en materias como la económica, la social y la ambiental, son parte del legado de Donald Trump como presidente.
Trump dejará una hoguera para las instituciones de la Unión Americana, pues en estos momentos la erosión de la confianza pública en las instituciones de Estados Unidos es más que evidente y que podría seguir durante con Joe Biden en el poder.
La toma de el Capitolio por sus simpatizantes tal vez sea el momento más recordado del mandato de cuatro años del republicano, en el que el radicalismo nacionalista mostró su lado más intenso.
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Desde su primera campaña electoral, Trump fue dirigiendo guiños más o menos sutiles a los supremacistas blancos y otros extremistas de ultraderecha que le respaldaban, en una dinámica peligrosa que desembocó en el ataque al Congreso y que difícilmente se frenará simplemente con la llegada de Biden a la Casa Blanca.
Con un discurso de limpiar al gobierno de “enemigos del pueblo”, el magnate impulsó un espejismo populista, el cual nunca cumplió, pues tuvo que ceder ante los grupos de presión más poderosos; pero siguió vendiendo a sus votantes que estaba combatiendo a un supuesto “Estado profundo” corrupto e infiltrado en la burocracia estadounidense.
La estrategia de Trump fue tan eficaz que, incluso después del asalto al Capitolio, 72% de los votantes republicanos seguían cuestionando el resultado electoral, según una encuesta del diario Vox; y solo el 27% del mismo partido confiaban aún en el sistema electoral del país.
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Expertos en política consideraron que la deriva aislacionista en que colocó a Estados Unidos será parte de su legado, pues cerró las puertas a los inmigrantes, disparó la competición con China y ralentizó la acción global contra la crisis climática.
Biden podrá revertir al menos parte de ese legado, pero no podrá hacer lo mismo con otro fruto significativo de la Presidencia de Trump: su nominación de más de 220 jueces federales, incluidos tres en el Supremo, que ocupan cargos vitalicios y coinciden con él en temas como el carácter ilimitado del poder presidencial.
Trump deja una economía rota
El impacto de la pandemia marcará el último año de Donald Trump en la Casa Blanca. La crisis de salud y posterior debacle económica cerró el año pasado con la peor destrucción de empleo desde 1939, mientras que solo en diciembre se destruyeron otros 140 mil empleos y las ventas minoristas cayeron un 0,7%.
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El masivo desembolso público, en forma de dos paquetes de estimulo, uno por algo más de dos billones de dólares y otro por alrededor de 900 mil millones de dólares, incrementó sensiblemente la deuda del país.
Durante los cuatro años de Trump la deuda nacional ha aumentado en casi 7.8 billones de dólares hasta un total de 27.7 billones de dólares, según la plataforma USDebtClock.org.
JGR