Hay personas que no cambian y prefieren perderse en la ciudad antes que pedir indicaciones, que aceleran cuando ven la luz ámbar en el semáforo o que compran sus regalos navideños medio año antes como precaución.
Cada quien tiene sus detalles y éstos influyen en cada aspecto de su vida. Las finanzas personales no son la excepción y es por ello que varios comportamientos comunes pueden repercutir en su vida económica sin que usted lo note.
El propio temperamento, visto como un todo, influye en la manera en que la gente maneja su dinero. Tanto así, que Carlos Ponce, director ejecutivo de análisis y estrategia en Grupo Financiero BX+, enfatizó su consideración durante una conferencia sobre educación financiera.
Para Ponce, “en el mundo de las inversiones, el temperamento se manifiesta por la manera en que uno se deja llevar por emociones cuando se toman decisiones”, explicó.
Añadió que el temperamento es más importante que la inteligencia, pues “en las inversiones del mercado, no necesariamente le va mejor a la gente más inteligente. Ésta sirve, pero la parte del temperamento es mucho más importante”.
La personalidad adecuada
Ahora bien, desglosando al temperamento, hay varios rasgos que influyen en las decisiones financieras. Uno de éstos es la postura ante el futuro, ya sea optimista o pesimista.
Esta postura influye, pues “una persona exageradamente esperanzada en el futuro pensará que algo le resolverá las cosas y entonces no preverá. Como dicen por ahí, Dios proveerá”, comentó Raúl Martínez Solares, especialista en economía conductual y director general de Mexicana de Becas.
Por el contrario, una persona capaz de preocuparse, quizás por ser más negativa, contempla posibles riesgos, lo cual la puede llevar a tomar decisiones financieras como adquirir un seguro o ahorrar para su vejez.
Otro rasgo es el nivel de paciencia. Al respecto, Martínez Solares menciona que “las personas suelen darle demasiado peso al corto plazo” y de ese modo se gastan rápido el dinero, en vez de reservar un mono para ahorrar o invertir. La poca paciencia conduce a tomar malas decisiones y dificulta lograr proyectos de largo plazo.
Por el contrario, las personas con mayores niveles de paciencia controlan mejor sus impulsos de gasto y, de invertir, son más proclives a esperar un rendimiento razonable en el tiempo.
Un tercer elemento, sobre todo para inversionistas, es el nivel de aversión al riesgo, que sería otra definición del estoicismo.
“Hay inversionistas que nunca entran en Bolsa, aun cuando tengan el conocimiento técnico y sepan que conviene”, comentó Martínez Solares. Por el contrario, hay personas con muy bajos niveles de aversión al riesgo, y con la esperanza de grandes beneficios pueden tomar riesgos innecesarios.
No hay una postura definitiva ante el riesgo. Por esto, Ponce reconoció que “el primer paso de un inversionista consiste en entender el riesgo, no en evitarlo”.
El toque femenino
A ciertos rasgos de personalidad se les asignan etiquetas de género. Así, hay personas femeninas o masculinas y juicios de valor al respecto. Si se colocaran etiquetas de éxito financiero, las valoraciones serían diferentes.
Al respecto, Ponce comentó que son las cualidades femeninas las que funcionan mejor para las inversiones.
Varios estudios muestran que cuando las mujeres invierten “no compran o venden tan frecuentemente como los hombres, exhiben menos exceso de confianza, rechazan más el riesgo, son más realistas, toman más tiempo para analizar, aprenden más de los errores, piensan más en el largo plazo y se dejan influenciar menos por la manada”, refirió.
De hecho, Warren Buffett, considerado el más exitoso inversionista del mundo, posee rasgos femeninos a la hora de hacer negocios.
El libro Warren Buffett invierte como niña: por qué tú también deberías, de LouAnn Lofton, “básicamente dice que Buffett tiene patrones de decisión como inversionista que en términos conductuales son más frecuentes en las mujeres, y precisamente eso lo hace un mejor inversionista”, recapitula Martínez Solares.
Sea por género o por personalidad, la estabilidad económica de la gente está condicionada por más cosas que las elecciones racionales. Saber distinguir los rasgos propios puede ayudarle a usted y a su cartera.
Investigaciones científicas respaldan la inversión femenina
Las mujeres tienden a reportar mejores resultados que los hombres a la hora de invertir su dinero, incluso en tiempos de crisis. Esta afirmación no es al tanteo. Existen varios estudios que lo confirman y brindan explicaciones científicas sobre la causa.
Para una investigación de la Universidad de California publicada en el 2001 con el nombre “Los chicos siempre serán chicos” (“Boys Will Be Boys”), se analizaron 35,000 cuentas en casas de Bolsa durante seis años. Sus conclusiones fueron que los hombres intercambian acciones en mercados financieros 45% más que las mujeres (y los solteros, 70% más). Estas operaciones tienen un costo por comisión que reduce más los rendimientos a quienes más operan, o sea, a los hombres. Ellos tuvieron una reducción promedio de 2.65 puntos porcentuales, por sólo 1.67 puntos de las mujeres.
Otro estudio, realizado por la operadora de fondos Vanguard, analizó el comportamiento de 2.7 millones de inversiones durante la crisis del 2008 y 2009. En éste se identificó que las mujeres tomaron muchas menos decisiones precipitadas que los hombres ante el pánico en los mercados.
Una tercera investigación, hecha por la Universidad de Claremont, estudió la relación entre la testosterona, el cortisol y las utilidades generadas en Bolsa. Tras analizar muestras de saliva de 17 operadores de la Bolsa de Londres durante varios días, se concluyó que la ausencia de testosterona en las mujeres explica su comportamiento más calmado (racional) y más disciplinado en términos de inversiones.
Son las sustancias antes mencionadas “las que hacen reaccionar a los hombres, los envalentonan. Las mujeres producen más oxitocina y progesterona y eso hace que manejen mucho mejor sus temas de inversión. Hay una explicación científica detrás de todo esto”, sintetizó Carlos Ponce, director ejecutivo de análisis y estrategia en Grupo Financiero BX+.
Sin embargo, los resultados no son determinantes. Los hombres pueden aprender y replicar el modo femenino de invertir.
Sabiduría femenina
Los consejos de Warren Buffet tienen parentesco con comportamientos atribuidos al género femenino. Por lo tanto, la mejor opción es invertir como niña.
Las mujeres tienden a…
Exhibir menos exceso de confianza.
Rechazar más el riesgo que los hombres.
Ser más realistas (y menos optimistas).
Aprender de sus errores.
Pensar más en el largo plazo.
Tomar más tiempo para analizar las situaciones.
Comportarse de manera más racional.
No ceder ante la opinión grupal.
Y Warren Buffet recomienda…
Invertir sólo en negocios controlables.
Ver la paciencia como virtud.
Tener cautela ante el optimismo.
Diversificar sólo lo necesario.
Mirar siempre a largo plazo.
Saber siempre cuál es el nivel de riesgo.
No dejarse llevar por modas.
Genio y figura… hasta en su cartera
Para bien o para mal, el carácter de una persona sale a flote en su situación financiera. Cuestiones como lo paciente, pesimista o arriesgado que pueda ser uno repercuten en las inversiones o compras de productos financieros.
¿Temerario o precavido?
Toda decisión conlleva un riesgo. Hay personas que tienden a evitar todo tipo de riesgos, aunque tengan las capacidades y conocimientos para afrontarlos, como la inversión en Bolsa.
Por otro lado, hay personas con muy bajos niveles de aversión al riesgo, que por la esperanza de un gran rendimiento son capaces de tomar riesgos absolutamente innecesarios. No hay un extremo bueno o malo en cuanto al riesgo; hay que saber medirlo.
¿Ve el vaso medio lleno o medio vacío?
Una persona exageradamente optimista hacia el futuro puede pensar que las cosas se resolverán por sí solas y no prever.
Una persona más negativa ante el futuro contempla posibles riesgos, lo cual lo puede llevar a tomar acciones financieras como adquirir un seguro o ahorrar preventivamente.
Darle tiempo al tiempo
Personas con mayores niveles de paciencia logran controlar mejor sus impulsos de gasto de corto plazo, a la vez que dejan madurar sus inversiones y planes financieros.
Las personas impacientes no logran controlar sus impulsos y al invertir pueden buscar constantemente alternativas de beneficios rápidos, aunque no necesariamente los mejores a largo plazo.