Por primera vez en la historia, una nave espacial ha tocado el Sol. Se trata de la Parker Solar Probe, el ingenio de la Nasa que estos días ha volado a través de la ardiente atmósfera superior de nuestra estrella, la corona, para tomar muestras de partículas y medir sus intensos campos magnéticos.
El logro constituye todo un hito y un gran avance para nuestro conocimiento del Sol. Del mismo modo en que aterrizar en la Luna permitió a los científicos desentrañar los misterios de su formación, ‘tocar’ directamente el material solar ayudará a los investigadores a descubrir nuevos datos sobre la estrella que domina el Sistema Solar y a la que debemos nuestra existencia.
“Tocar el Sol es un momento monumental para la ciencia solar y una hazaña verdaderamente notable”, afirma Thomas Zurbuchen, administrador asociado de la Dirección de Misiones Científicas de la NASA en Washington.
Este hito no solo nos proporciona información más profunda sobre la evolución de nuestro Sol y sus impactos en el Sistema Solar, sino que todo lo que aprendemos sobre nuestra propia estrella también nos enseña más sobre las estrellas en el resto del universo”.
A medida que se ha ido acercando a la superficie solar, la Parker ha ido descubriendo cosas que otras naves espaciales no podían. En 2019, por ejemplo, descubrió que las estructuras magnéticas en zig-zag del viento solar, llamadas curvas, abundan cerca del Sol. Pero cómo y dónde se forman seguía siendo un misterio. Ahora, y a la mitad de distancia del Sol que entonces, la nave ha pasado lo suficientemente cerca como para identificar uno de los lugares donde se originan: la propia superficie solar.
Esta primera pasada a través de la corona, y las que están por venir, continuará proporcionando nuevos datos sobre fenómenos que son imposibles de estudiar desde lejos.
“Tocar el Sol es un momento monumental para la ciencia solar y una hazaña verdaderamente notable -afirma Thomas Zurbuchen, administrador asociado de la Dirección de Misiones Científicas de la NASA en Washington-.
Este hito no solo nos proporciona información más profunda sobre la evolución de nuestro Sol y sus impactos en el Sistema Solar, sino que todo lo que aprendemos sobre nuestra propia estrella también nos enseña más sobre las estrellas en el resto del universo”.
A medida que se ha ido acercando a la superficie solar, la Parker ha ido descubriendo cosas que otras naves espaciales no podían. En 2019, por ejemplo, descubrió que las estructuras magnéticas en zig-zag del viento solar, llamadas curvas, abundan cerca del Sol. Pero cómo y dónde se forman seguía siendo un misterio. Ahora, y a la mitad de distancia del Sol que entonces, la nave ha pasado lo suficientemente cerca como para identificar uno de los lugares donde se originan: la propia superficie solar.
Esta primera pasada a través de la corona, y las que están por venir, continuará proporcionando nuevos datos sobre fenómenos que son imposibles de estudiar desde lejos.
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LM