Aunque es un fenómeno que surgió desde la entrada de la Edad Moderna y hoy impera en países industrializados y aquellos en vía de desarrollo, el urbanismo sigue siendo una constante que afecta a todos las personas de manera directa o indirecta, debido a que el aumento de la población, sobre todo en los países emergentes, que son los que lideran la tendencia, implica una reestructuración de la vida social, económica y personal al atender aspectos como el alojamiento, el transporte, la energía, los servicios educativos y sanitarios, el empleo o el entretenimiento para satisfacer las necesidades de los ciudadanos
Por urbanización se entiende el proceso por el cual la población tiende a concentrarse en áreas urbanas, económicamente activas. En México, el aumento en el volumen de la población urbana y su ritmo de crecimiento poblacional ocurrieron de manera paralela con megaproyectos para posicionar a la ciudad en el contexto global, ofrecer infraestructura con mayor desarrollo tecnológico y mejorar su competitividad, como lo señala Jaime Sobrino profesor-investigador del Centro de Estudios Demográficos, Urbanos y Ambientales de El Colegio de México en su artículo, “Un tren llamado urbanización” para el Centro para el Centro para el Futuro de las Ciudades.
“A partir de los años 80`s México ha experimentado importantes transformaciones en su evolución demográfica, económica, social y política, que se han expresado territorialmente. La Ciudad de México aún es la principal urbe del país, pero la urbanización ha emergido y se ha consolidado en otras superficies del territorio. Un asunto pendiente en la política pública ha sido el avanzar en mecanismos para disminuir las desigualdades sociales y territoriales. Hay que estar alertas para contribuir a buscar un futuro mejor”, apunta el especialista.
En 2018, el Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés) indicó que México, el resto de América Latina, así como Estados Unidos y Canadá se encuentran entre los países con mayor urbanización, mientras que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) estimó que para este año, 68 por ciento de la población mundial vivirá en áreas urbanas y el desarrollo sostenible dependería de la gestión del crecimiento de las ciudades.
Como ejemplo en la CDMX, de acuerdo con Manuel Chaparro, CEO de renda.soy y especialista en temas económicos y arrendatarios, “son precisamente las condiciones sui géneris de la zona de Xoco, que además es una de las pocas reservas territoriales que le quedan a la alcaldía Benito Juárez, las que le dan la oportunidad para presentar un modelo moderno y sustentable, equitativo de urbanización, y la mejora de vida de todos sea una realidad”.
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Las proyecciones futuras apuntan a un tercio apenas de la población mundial en ambientes rurales para el año 2040, lo que representa un cambio significativo respecto a la tendencia mundial de los siglos pasados, que favorecía la vida rural. Hoy en día, una ciudad bien planeada puede reservar espacio para espacios públicos como plazas comerciales, corredores peatonales o parques, sin que una oleada de nuevas casas o edificios cubra por completo el territorio disponible.
Esto representa múltiples ventajas, entre ellos, un crecimiento sostenido, concentración poblacional (que permite mayor control de los Estados y mayor facilidad de cobertura de redes de servicio o de distribución) y complejización laboral (con un mercado de empleo mucho más diverso).
Desde el punto de vista ecológico, también existe la urbanización sustentable, que apunta a procesos de vida urbana que cohabitan con el entorno natural, evitando el impacto sobre la calidad del aire, el agua y la tierra, lo cual incide a su vez en la salud de la población y en el ecosistema, lo que tiene un efecto innegable en nuestros valores, nuestra forma de vivir y en la huella que dejamos de nuestro paso por el planeta.
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