Por Daniela V. Montiel
Tras haber pasado un año desde los terribles acontecimientos ocurridos en la Ciudad de México a causa del terremoto del 19 de septiembre, el país se enfrenta ante un nuevo golpe: se ha declarado como “Zona de Desastre” a las comunidades que abarcan el área del norte de Sinaloa, debido a las inundaciones que provocó la depresión tropical 19-E con sus frecuentes e intensas precipitaciones que se dieron durante esta semana y que aún se espera que continúen.
Este acontecimiento fue declarado como la peor emergencia que Sinaloa ha tenido en los últimos años. Además, ya muchas cadenas de noticias indican que aproximadamente 1,475 personas (número que sigue en aumento) ya han sido evacuadas y llevadas para su temporal alojamiento en albergues y en refugios; por el momento, no se han reportado muertes ni tampoco se cuenta con un estimado de la magnitud de los daños estructurales; sin embargo, se sabe que muchas carreteras pertenecientes a la región han quedado inundadas, por lo que se recomienda a los habitantes que tengan pensado viajar el estar pendiente de los reportes metereológicos así como de los boletines de emergencia que emitan las autoridades locales, y a su vez también se pide a las personas que hacen uso de su automóvil para moverse dentro de las ciudades afectadas, que por favor tomen sus debidas precauciones y que traten de evitar las zonas que presenten mayores niveles de inundación.
Cabe mencionar que mediante la utilización de las redes sociales ya se han logrado difundir mensajes de ayuda que permiten la concientización de lo que en verdad está pasando, asimismo, también ya se ha comenzado a llevar a cabo la planeación e instalación de centros de acopio en distintas ciudades del país, con el objetivo de recolectar donaciones y víveres necesarios en esta situación de emergencia. Además, se ha hecho uso de hashtags como #FuerzaSinaloa, #FuerzaMochis y #FuerzaCuliacán, con el motivo de ampliar el número de personas a las que se pretende hacer llegar el llamado de auxilio, causando de este modo un mayor impacto a nivel no solamente local o regional, sino también nacional e incluso internacional, pues se estaría consiguiendo que más individuos se unieran y aportaran a la causa.
A modo de reflexión, este tipo de amenazas que se encuentran fuera de nuestro control ya que son generadas por desastres naturales, representan los momentos en donde México demuestra la gran capacidad de resiliencia que tiene y que permite que los mexicanos salgamos adelante. Recordemos que la resiliencia es aquella habilidad que ostenta una persona o grupo de personas para hacerle frente a los diferentes tipos de adversidades, recuperarse ante cualesquiera que fuese dicha traumática experiencia y seguir proyectando hacia el futuro. Un ejemplo claro de ello fueron las acciones de solidaridad y de cooperación, por parte de diversas ciudades del país, destinadas para la Ciudad de México con el motivo de socorrerla ante los problemas causados por el terremoto del año pasado, situación de la que se recuperó con relativa rapidez también gracias a la puesta en acción de autoridades locales, miembros del cuerpo de bomberos y de voluntarios que se presentaron para aportar su ayuda.
Sin embargo, a pesar de la resiliencia presente en el ser de los habitantes de México, estos acontecimientos también reflejan la realidad de las ciudades mexicanas, pues éstas no están completamente preparadas en materia de infraestructura para afrontar este tipo de problemáticas; por consiguiente, emerge asimismo la necesidad de contar con un plan preventivo para tales fenómenos naturales que resulte efectivo, abarcando desde la elaboración de estrategias de implemetación de políticas públicas relacionadas con el ordenamiento urbano hasta el desarrollo de iniciativas o propuestas de proyectos que ayuden a combatir el problema. Esto aumenta considerablemente en importancia con cada día que pasa ya que temas y situaciones que tienen un impacto a escala global, como lo es el cambio climático con sus respectivas consecuencias, no desaparecerán en un futuro cercano, por lo que se hace imperativo el seguimiento de prácticas que colaboren para combatirlo.
Con respecto a ello, ya se han hecho algunos avances y progresos por parte de ciudades latinoamericanas como lo fue la firma del Pacto de los Alcaldes en 2016 o también conocido como el Global Covenant of Mayors for Climate and Energy: Latin America and Caribbean, en el cual se han realizado esfuerzos para fortalecer la capacidad de respuesta de las ciudades ante catástrofes e incluso para la prevención de desastres, es decir, se ha estado trabajando en el desarrollo de la resiliencia urbana. Ciudades mexicanas como Ciudad Juárez, la Ciudad de México, Guadalajara, Moclova, Playa del Carmen y Mérida forman parte de este Pacto, sin embargo, se esperaría que más ciudades se les unieran en este compromiso.
Ya para concluir, volviendo a las necesidades de la problemática actual, se tiene la esperanza de que la resiliencia que existe en México muestre su presencia ante lo acontecido en el estado de Sinaloa, con el objetivo de aliviar la situación y de solucionar el problema lo más rápido posible. No hay que olvidar que nuestro país cuenta con muchas características positivas, entre ellas, la voluntad para ayudar a quien más lo necesita, cuando más lo necesita y sin pedir nada a cambio. Somos un país en donde nos socorremos mutuamente. En donde no dudamos ante una llamada de auxilio.
¡#FuerzaSinaloa!