Tras una semana de violencia en la que murieron cerca de 50 personas, el presidente de El Salvador, Nayib Bukele implementó medidas de seguridad dentro de las prisiones, las cuales son tachadas de autoritarias e inhumanas.
Dichas medidas autorizan a los elementos de seguridad a usar de fuerza letal en contra de las pandillas, también ordenó un confinamiento de 24 horas en siete de las prisiones de alta seguridad en el país, donde colocaron a miembros de diferentes pandillas juntos.
Fue el pasada 25 de abril, cuando el presidente a través de Twitter, ordenó que el Viceministro de Justicia y director de centros penales, Osiris Luna, declarara la “emergencia máxima en todos los centros penales de pandilleros” del país.
También compartió en la misma red social, imágenes de cómo las celdas ya están siendo selladas, además de mostrar a reclusos sentados uno tras otro únicamente con cubrebocas y calzoncillos en el patio de una prisión.
“De ahora en adelante, todas las celdas de pandilleros en nuestro país, permanecerán selladas. Ya no se podrá ver hacia afuera de la celda. Esto evitará que puedan comunicarse con señas hacia el pasillo. Estarán adentros, en lo oscuro, con sus amigos de la otra pandilla”, escribió Bukele.
Estas imágenes dieron la vuelta al mundo, y han causado indignación en José Miguel Vivanco, director para las Américas de Human Rights Watch (Observatorio de Derechos Humanos).
La cual advirtió este lunes que hay una obligación “de hacer todo lo posible por evitar que El Salvador se convierta en otra dictadura latinoamericana”.
“Si Nayib Bukele continúa por el mismo camino, se graduará muy pronto de caudillo”, se pronunció la organización internacional.
Estimaciones oficiales cifran en unos 60.000 los pandilleros activos en un país de apenas 6,8 millones de habitantes.
Tres de las pandillas más peligrosas de El Salvador son: la Mara Salvatrucha, el Barrio 18-Sureños y el Barrio 18-Revolucionarios, aunque hay otras de menor arraigo, más el nada despreciable número de pandilleros retirados.
Conforme a los estándares internacionales de derechos humanos, las autoridades deben asegurarse de que los reclusos tengan acceso a luz y ventilación adecuadas, a medidas de higiene y a un espacio personal adecuado, así como la posibilidad de hacer actividad física al aire libre. Cuando los internos compartan una celda, las autoridades deben seleccionarlos cuidadosamente para asegurarse de que sea “adecuado” que estén juntos. Se prohíbe en todas las circunstancias disponer el aislamiento solitario prolongado o indefinido, ubicar a un interno en una celda oscura y establecer castigos colectivos.