Debido a la depresión más profunda desde 1990, los disturbios se avivaron por toda la isla caribeña.
Cuba experimentó el domingo su protesta callejera más grande en décadas, cuando miles de personas marcharon exigiendo libertad y comida. La crisis económica más profunda desde el colapso de la Unión Soviética, un aumento en los casos de Covid-19, cortes de energía y un mayor uso de las redes sociales ayudaron a aumentar el descontento con el régimen comunista de 62 años.
La pandemia devastó la economía de la isla. A medida que el turismo se detuvo, la economía se contrajo un 11% en 2020, que, según el ministro de Economía, Alejandro Gil, es su depresión más profunda desde principios de la década de 1990, cuando el colapso del comunismo en Europa del Este privó a la nación de aliados y socios comerciales.
En respuesta, este año el Gobierno puso fin a muchos subsidios y eliminó el sistema de moneda dual de décadas de antigüedad. Los cambios eran necesarios, pero también desencadenaron una “espiral inflacionaria”, según el Ministerio de Finanzas y Precios de Cuba. Algunos economistas estiman que la inflación podría superar el 400% este año.
Cuba importa muchos de sus productos básicos y el Gobierno, que tiene problemas de liquidez, ha tenido dificultades para mantener los estantes abastecidos. Recientemente, limitó la capacidad de la gente de cambiar sus pesos cubanos por dólares, uno de los elementos clave del paquete de reformas de enero, porque el Gobierno necesitaba el efectivo para financiar las importaciones. Esos problemas, combinados con la recesión económica más amplia y la inflación vertiginosa, significan que muchos cubanos no están comiendo lo suficiente. Junto con los cánticos de “Libertad” y “Abajo el comunismo” que se escucharon durante el fin de semana, uno de los mensajes clave fue “Tenemos hambre”.
“La situación económica en Cuba es tan crítica que es el factor fundamental que genera la protesta”, dice Carmelo Mesa-Lago, experto en la economía cubana, catedrático de la Universidad de Pittsburgh y autor de varios libros sobre la materia. “Cuba mantiene, junto con Corea del Norte, el sistema de planificación central más fuerte que queda en el mundo socialista. Este es ineficiente y ha fracasado en todo el mundo”.
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LM