Enrique Villarreal
El empeño presidencial por imponer la candidatura del impresentable Félix Salgado Macedonio, quien tiene más de 20 de denuncias por delitos sexuales, al gobierno de Guerrero, en lo inmediato tiene el propósito de desalentar el voto ciudadano, y lograr que se imponga el sufragio corporativo y clientelar (magisterial, adultos mayores, etc.).
De por sí, el abstencionismo crece en las elecciones intermedias. En el 2015 fue de 52%, revelando el poco interés ciudadano por el descrédito de los políticos y los partidos, aunque en ese momento conveniente para el PRI y sus satélites, ya que retuvieron la mayoría en la Cámara de Diputados. Ahora, a la pandemia como principal inhibidor del voto, habrá que incluir la degradación de la política y la polarización que hace cotidianamente el presidente (que se acentúa con el respaldo abierto a Salgado), y de este modo estimular el rechazo de la ciudadanía por aquella y los asuntos públicos en general.
En este sentido, para López Obrador resulta prioritario promover el abstencionismo, y evitar el voto de castigo o en todo caso, usarlo en su beneficio en Guerrero (contra el gobierno priista), aprovechando los pactos que Salgado tiene con los grupos criminales y corporativos de la entidad, aun cuando puede ser muy elevado el costo político por apoyarlo.
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