Pese a que el presidente López Obrador dijo que no se entrometería en los asuntos internos de otros países, hizo todo lo que pudo para ayudar a Donald Trump en su campaña releccionista, en gran parte para pagarle favores.
No obstante que la intromisión de AMLO falló y ganó Joe Biden las elecciones, aquel insiste en entrometerse, al negarse a felicitarlo por su triunfo (cuando mandatarios de todos los continentes ya lo hicieron) e incluso, se da el lujo de rechazar dialogar con él, y seguir respaldando a Trump en su poscampaña suicida para mantenerse en el poder.
Es obvio que el intervencionismo del presidente mexicano es una flagrante violación a los principios constitucionales que rigen nuestra política exterior, pero también resulta muy grave que, por cuestiones personales y pago de favores (o de otro tipo), se comprometa la relación con Estados Unidos. Biden está en plan conciliador, y no tomará represalias (en lo inmediato) hacia el gobierno de AMLO, pero éste ha levantado un muro de desconfianza, lo que tendrá, más temprano que tarde, altos costos para México, y todo por apoyar el juego perverso de Trump.
TW: @evillarrealr
TW: @TvContrapunto
JGR