Después de que el 9 de abril el Palacio de Buckingham informó sobre el fallecimiento del príncipe Felipe de Edimburgo, este sábado la reina Isabel II, acompañada por el resto de la Familia Real, despidió a su marido durante más de siete décadas, en un funeral privado en el que la nación guardó un minuto de silencio para conmemorar a la figura fundamental de la monarquía británica.
El ataúd del duque de Edimburgo, quien murió a los 99 años en el Castillo de Windsor, fue trasladado a la Capilla de San Jorge del castillo en un Land Rover especialmente acondicionado.
El príncipe Carlos, heredero al trono, y los otros tres hijos de Felipe caminaron detrás en la procesión. En tanto el príncipe William y su hermano, el príncipe Harry, quien regresó de Estados Unidos para asistir al funeral, caminaron separados por su primo Peter Phillips.
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La reina, quien afirmó que la muerte le dejó un enorme vacío, fue trasladada en el Bentley real y durante el servicio, la monarca de 94 años permaneció sola debido a las restricciones de Covid-19 cuando el ataúd de su esposo fue descendido en la Bóveda Real de la antigua capilla.
La monarca se sentó sola en la capilla de San Jorge para despedir al hombre con el que había compartido 73 años de su vida.
Secó sus lágrimas mientras el arzobispo de Canterbury, Justin Welby, oficiaba la ceremonia y el coro interpretaba el Salmo 104 con la música de William Lovelady, que el príncipe había pedido para su funeral.
La reina Isabel, de riguroso luto y afligida por el dolor, inclinó la cabeza haciendo una reverencia frente al féretro de su marido, Felipe de Edimburgo.
El príncipe Felipe, quien se casó con Isabel en 1947, ayudó a la joven reina a adaptar la monarquía al mundo cambiante de la era posterior a la Segunda Guerra Mundial cuando la pérdida del imperio representó un desafío a la familia real más prominente del mundo.
La atención de los medios se centró en el comportamiento de la realeza hacia Harry, quien realizó su primera aparición pública con la familia desde que él y su esposa anunciaron su separación de la realeza.
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Por la contingencia hubo solo 30 dolientes dentro de la capilla para el servicio, incluso el primer ministro, Boris Johnson, anunció que cedía su lugar a la familia real, para que el evento fuera íntimo.
JGR
