La inflación es un efecto económico a nivel mundial, principalmente ocasionada por la actual guerra de Rusia contra Ucrania, lo que ha influido drásticamente en el encarecimiento de las materias primas y ha alterado la cadena de suministros.
Sumado a la lenta recuperación del mundo laboral después de más de dos años de pandemia.
Los hogares mexicanos se muestran desesperados pues la calidad de vida y el poder adquisitivo han disminuido considerablemente.
Según la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (ANPEC) quienes se dedican a realizar un monitoreo mensual de los productos alimentarios; la canasta básica y de abarrotes aumentó un 31 por ciento en el mes de junio.
Pasando de los mil 255 a los mil 648 pesos, lo que representa un aumento de 393, lo cual es altamente alarmante pues los ingresos de los mexicanos no suben.
Con anterioridad las amas de casa y los responsables de proveer los alimentos en la familia, buscaban la manera de sustituir lo que en ese momento era costoso por algo más barato, pero esa estrategia ya no es viable cuando todo es caro.
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Entre los alimentos que subieron su precio se encuentran: naranja, zanahoria, chuleta de puerco, jalapeño, pan de caja, frijol, aceite, jabón de baño, lata de atún, azúcar, atún, sardina en lata, sopas, aguacate y limón.
Entre los alimentos que se han visto menos afectados encontramos al café soluble, leche entera, aceite y huevo.
Actualmente una persona en zonas urbanas necesita de mil 979 pesos al mes para satisfacer sus necesidades alimenticias básicas, es decir comiendo sencillo y todo el tiempo en casa, lo que se traduce en 66 pesos diarios.
En zonas rurales son necesarios mil 522 pesos mensuales, lo que se traduce en 51 pesos diarios para satisfacer únicamente la alimentación, sin contar los gastos en otros servicios como luz, gas, agua, transporte y recreación.
MGG